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- 26/09/07 - Entrevista a Hugo Yasky en el Periódico de la CTA [26/09/2007] Hugo Yasky, evalúa el estado actual de desarrollo de las principales iniciativas políticas de la Central tendientes a modificar la relación de fuerzas para instalar una nueva matriz de distribución de la riqueza en la Argentina y el impacto de la última movilización realizada el 28 de agosto
Creo que la marcha del 28 de agosto marca un proceso de construcción que incorpora -en esta convocatoria de la Paritaria Social-, a un conglomerado de fuerzas que veníamos con cierto grado de dispersión, tratando de reencontrar un cauce común. Y creo que lo importante de la marcha es que logramos rearticular fuerzas con las cuales compartimos, espacios y luchas en común, en el 2001 y mucho antes, con organizaciones que participaban con nosotros del Frenapo. Además, vuelven a tener presencia las organizaciones territoriales que hoy se incorporan activamente a esta lucha y que marca una fuerte presencia juvenil y barrial en la marcha, que fue también una característica para nosotros muy importante, junto con los trabajadores. Así que para nosotros esta marcha fundamentalmente abre una perspectiva con vistas a la etapa que se va iniciar en nuestro país. Porque creo que estamos viviendo uno de esos tiempos bisagra entre un proceso que llega a su epílogo, que de alguna manera marca una transición de lo que fue el peor momento de la crisis. Y una nueva etapa que se abre frente a nosotros con grandes interrogantes y para la cual va a ser clave la posibilidad de esa articulación de fuerzas del campo popular, porque vamos a entrar en un proceso de disputa más intenso, donde hay sectores del poder económico y de los factores de poder que van a intentar recuperar terreno y van a tratar de fijar sus condiciones. Usted marcaba que le había asombrado la presencia de la juventud ¿Cómo detectó eso? En primer lugar por la presencia física. Nosotros hemos estado en muchas marchas donde predominaban los trabajadores cercanos a los 40 años o más. Y hoy se nota en la misma piel de la marcha, la presencia juvenil. Apareció la generación que faltaba. Es un poco el eslabón perdido, que en realidad no se había perdido solo, sino que nos lo habían extraviado con las políticas, primero de represión y después de enajenación ideológica. Creo que fue todo un proceso que logró que por falta de posibilidades de creer que era factible transformar la sociedad, por escepticismo o por hastío, muchos jóvenes terminaran aceptando el premio consuelo de la salida individual, que es lo que les dejaba el sistema como última puerta abierta para eso. Y creo que nos estamos recuperando de eso y que no es casual esta presencia juvenil que se hizo escuchar en la marcha. Para nosotros esto es clave. La Central de Trabajadores necesita proyectar la potencialidad de una lucha que, para nosotros, tiene que ser una lucha que en la próxima década nos permita sentar las bases de una transformación profunda de nuestra sociedad, con protagonismo de los trabajadores y los sectores populares, y no podemos prescindir de la juventud en cualquier proyección que hagamos de esta disputa. Recién hablaba de un tiempo bisagra. Es también así en su vida, ¿no? Sí. Porque este mes, de pronto, las cosas ocurren de manera tal que no le da tiempo a uno de procesar los cambios. Venimos de la elección en Ctera y definitivamente estamos a pocos días que asuma Stella Maldonado, la compañera que fue electa como secretaria general. Esto para mí va a significar un cambio importante. Creo que es algo para lo que me estuve preparando desde hace muchos años, aunque uno no lo haga concientemente. Pero acepto este nuevo desafío militante, este nuevo compromiso que implica ahora poder dedicarme a pleno a la conducción de la Central, a recorrer el país, poder discutir con los compañeros y las compañeras. Empezar a construir en estos nuevos tiempos, un entramado de fuerzas que desde hace años venimos hilvanando en la CTA. Porque creo que estamos acercándonos al tiempo en el que vamos a tener que ponernos a prueba. Es decir, hoy estamos entrando en una etapa donde, cuando uno abre los diarios, ve que los grupos empresarios, tanto de los sectores vinculados a la finanzas como a la industria, empiezan a plantear a modo de exigencia y a un hipotético futuro gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, medidas que tiene que ver con la disciplina fiscal; con ponerle coto a las demandas salariales, con aumento selectivo de tarifas; es decir en las que paga la población; con recomposición de relaciones con el Club de París. Incluso llegan al descaro de plantear que hay que ir a buscar a los fondos buitres, tocarles timbre y pedirles perdón. Con la necesidad, según ellos, de garantizar un mayor superávit para poder hacer frente a las obligaciones externas. Es decir, todo un paquete que retrotrae muy claramente a la ortodoxia económica de la década del 90. Estamos ante una clara recomposición de la derecha. Sí, en Argentina y en los países vecinos también. Hay un papel muy fuerte que están jugando los grandes medios masivos de comunicación, que están en sintonía con ese tipo de demanda. Y aunque la derecha no pueda expresar abiertamente cuál es su programa porque si así lo hiciera no podría aspirar siquiera a tener un magro resultado electoral. Pero tienen los empresarios que hablan por ellos, tienen los lobbistas económicos, los medios de comunicación, algunos que otros representantes de la cultura que han sido cooptados por esas ideas. Y están preparando el escenario para tratar de resolver en el terreno de la disputa de los hechos de facto, lo que no han podido resolver en términos de imponer por las vías del consenso, ese mundo que ellos pretenden construir. Por eso creo que este futuro escenario nos plantea el desafío de fortalecer la Central, abrir al campo popular la mayor posibilidad de articulaciones. Creo que todo lo que hagamos para fortalecer la unidad del campo popular es poco. ¿Dónde va la Central ahora? Creo que la Central tiene, a nivel de políticas internas, dos grandes objetivos. Para mí, el primero es esta construcción en movimiento, dinámica que es la Paritaria Social. En movimiento y dinámica porque no tenemos que ver la Paritaria Social como algo estático. No es un determinado espacio ni tiempo, sino que es una construcción que tiene que ver con poder incorporar a los movimientos sociales y barriales, junto con los sindicatos, en una lucha que es por la distribución de la riqueza, con criterios de justicia y que es por imponer una visión solidaria, en la que prevalezcan intereses colectivos, en un mundo hegemonizado por la idea del individualismo y del “sálvese quien pueda”, además de la del lucro como objetivo principal de cualquier empresa humana. Es una disputa muy fuerte que damos en desiguales condiciones. Porque el poder de ellos tiene que ver con que detentan la propiedad de los grandes medios de comunicación. En este escenario es clave el papel de esa Paritaria Social, que la tenemos que entender como el espacio que nos permita construir en el barrio, la fábrica, en los niveles institucionales donde vamos a ir a interpelar a los legisladores y al gobierno en pos de políticas públicas que apuntalen reformas estructurales más de fondo. En todos esos planos, una dinámica de avance y de lucha permanente, entendiéndola como una definición que tiene que ver con la disputa de ideas, avances organizativos, construcción de unidad, y con capacidad de convocatoria y de incidir en el debate y la opinión pública, construyendo un sentido común que tenga que ver con esta idea de distribuir la riqueza. Esa es una de las cuestiones claves. Y la CTA es la única organización que hoy por hoy en este país puede convocar a fuerzas que no podrían compartir en otro espacio un ideario en común, un programa de lucha o una articulación de propuestas, que es la otra cuestión importante de esta marcha. La movilización del 28 nos permitió demostrar que es posible ampliar la extensión del campo popular sin perder conceptualización en el terreno de la demanda y las definiciones políticas. Y el otro punto clave para nosotros es avanzar en la construcción de herramientas eficaces dentro de la Central. Un gran debate que vamos a tener en los próximos Congresos, y que, digo, si la Central está en movimiento, si avanza, se consolida, si logramos ser eficaces en la disputa por la personería gremial, si logramos mantener esta instalación en la demanda de la Central, como en este momento existe. Es decir, si logramos llegar en estas condiciones a un próximo gobierno, pensando que hay que construir una marcha mucho más multitudinaria y amplia en su convocatoria a la que hicimos el 28 de agosto. En esa perspectiva, en marzo o abril debemos estar en condiciones de convocar a la Plaza de Mayo, a plantear un programa, una plataforma que permita en este país discutir en serio una agenda social que tenga como prioridad y política de Estado la distribución justa de la riqueza. Si estamos en condiciones de hacer esto, el paso siguiente es la perspectiva de una Constituyente Social a la que lleguemos en condiciones de debatir la necesidad de consolidar en términos de un movimiento, una articulación amplia de fuerzas que puedan plantear una suerte de nuevo Contrato Social. Esas son las tareas que tenemos prioritariamente por delante. 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