html.
|
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Ciencia, Tecnología y Sociedad [20/07/2006] Notas sobre tecnología y política. Artículo para la discusión.
La tecnología avanza y abre posibilidades nuevas en su marcha. Tal es el caso que hoy se plantea en las telecomunicaciones. Vivimos el momento en el que confluyen las poderosas herramientas vinculadas a las extendidas redes de datos con las arquitecturas de telecomunicaciones de voz tradicionales, generando lo que algunos optimistas ven como el nuevo paradigma que hará posible la concreción de la Sociedad Global del Conocimiento. Vayamos a la cuestión. Ocurre que importantes empresas de telecomunicaciones, licenciatarias de este servicio público esencial en diferentes países de Latinoamérica, están avanzando, apoyadas en una posibilidad tecnológica, en un modelo de concentración de empresas, redes y servicios sin precedentes históricos desde la desaparición del Correo de Indias. Pretendiendo disfrazarse de corderos augurando “el fin de las fronteras”, hunden sus hocicos de lobo en la región promoviendo procesos tecnológicos de unificación que exceden marcos regulatorios y acuerdos internacionales. Sin embargo, se sostiene desde estas líneas, la aplicación pretendida de lo “más moderno” en ingeniería de comunicaciones, lejos de acercarnos a las puertas del Paraíso, nos lleva a las catacumbas del Dante, vaciándonos ya no sólo de los beneficios de la renta de explotación, sino también del control nacional de un servicio clave para la soberanía, la generación de empleo y el desarrollo de la industria y el conocimiento. Ahora bien, si la tecnología actual permite trasnacionalizar y deslocalizar ¿por qué no hacerlo? ¿acaso la tecnología no es neutral como pretenden algunos ilustres letrados? Poner trabas a su “desarrollo natural” es obstruir el progreso y condenar a la región al oscurantismo medieval ¿Dónde está la falacia? Pues exactamente allí donde los poderosos afilan su retórica, en sostener la pretendida neutralidad valorativa de la tecnología, en negar a ultranza que, como cualquier otro proceso social, está impregnada de política, y la política es necesariamente sesgada e intencionada. Tras el modelo de concentración regional de las telecomunicaciones impulsado desde la filas del poder económico, no subyace la aspiración de una Latinoamérica solidaria y fraternal que se apoya en la unidad para ser más que la suma de su partes, ni el anhelo de trabajar más eficazmente para lograr la inclusión social de todos sus habitantes, ni la meta de achicar la hoy de moda “brecha digital” (por favor, ni que hablar de la “brecha de la riqueza”). Pues no, se trata de mejorar valiosos indicadores financieros, disminuir costos fijos (bajar OPEX y CAPEX como le gusta escuchar a los accionistas y por ende decir a los empresarios), maximizar ganancias hasta su máximo imposible, sin importar los costos sociales; una suerte de “vivir y dejar morir”, al mejor estilo del James Bond de Roger Moore. Claro que no se trata de defender falsos y dañinos nacionalismos, aquellos que entienden a la Nación como un fin y no como un medio. Como bien se han ocupado en señalar sociólogos de la talla de Richard Sennet y Zygmut Bauman, en la “Modernidad Líquida” las fronteras han desaparecido sólo para el capital, pero no para los trabajadores a los cuales, muy por el contrario, se los frena con altos muros, vallados electrificados, caudalosos ríos o inmensos océanos; y que, si arriesgando sus vidas temerariamente se llegan a filtrar tras ellos, se los deporta cruelmente a sus miserias de origen. Es en la realidad de esta Aldea Global en la que nos debemos mover, para cambiarla, claro, pero para sobrevivirla también. En este marco ideológico entendemos que el sueño bolivariano de una Latinoamérica sin fronteras sólo puede lograrse, valga la paradoja, manteniendo las fronteras, articulando países justos comprometidos en un relato cultural superador, en una utopía quizás inalcanzable. Es por ello que se sostiene que las telecomunicaciones deben contribuir, en el momento actual, al fortalecimiento de los estados democráticos y soberanos, contribuyendo a dinamizar a través de éste servicio público esencial el triángulo virtuoso conformado por la industria, el trabajo y el conocimiento. Sostener semejante posición dentro de una dinámica capitalista, implica necesariamente la instrumentación de políticas de estado que entiendan a la telecomunicación como un derecho de los habitantes y no como una simple mercancía más; reasumiendo un rol planificador que tutele tanto la calidad y universalidad del servicio, como la generación de empleo, el crecimiento del mercado consumidor, el desarrollo de la industria, la estimulación del conocimiento y el fortalecimiento de los lazos culturales de Latinoamérica. Entender a la telecomunicación como una herramienta del orden de lo político se transforma desde esta perspectiva en un imperativo estratégico insoslayable. Por Gustavo Giuliano - Integrante del Grupo de Estudios sobre Ciencia, Tecnología y Sociedad También en Ciencia, Tecnología y Sociedad II Encuentro Regional "Ciencia, Tecnología y Democracia" Crónica y conclusiones generales del Encuentro realizado el 4 de diciembre de 2008 en ciudad de Córdoba. Documento surgido del I Encuentro Regional CTS-CTA "Ciencia, Tecnología y Democracia", realizado en la ciudad de Santa Fe el 28 de Setiembre de 2007. Crónica del Encuentro llevado a cabo en la ciudad de Santa Fe, 28 de septiembre de 2007 La utilización social del conocimiento Documento de discusión y análisis del Plan Estratégico Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación "Bicentenario" 2006-2010 Tecnología, desarrollo y democracia Apuntes para la discusión Terrorismo institucional y culturicidio La tragedia de la universidad argentina: el caso de la Universidad del Comahue. Ciencia, Tecnología y Sociedad: la perspectiva de los trabajadores Materiales de discusión sobre Ciencia, Tecnología y Sociedad. Serie Cuadernos Nº83, Marzo de 2006 |
| |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||