html.
|
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Reflexiones del Dr. Mario Epelman [8/03/2009]
El 8 de marzo, como todos los años (aunque bastante alicaído por la crisis económica) sirve para que los comercios vendan regalos y muchas flores para quedar bien con las mujeres familiares, amigas, compañeras. Es que la sociedad de consumo convierte todo en una oportunidad para fomentar la venta y compra de productos. De todos modos, se ha comentado en los medios el origen del Día de la Mujer, aunque en forma imprecisa y superficial. En realidad, el 8 de marzo se conmemora (“no se festeja”) el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, que fue aprobado en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas realizada en Copenhague en 1910, a propuesta de Clara Zetkin, líder del movimiento alemán de mujeres socialistas. Mucho más tarde, en diciembre de 1977, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una resolución declarando un Día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional. Se menciona que el origen fue un incendio intencional ocurrido el 8 de marzo de 1857 en que murieron incineradas más de cien mujeres trabajadoras que protestaban por sus bajos salarios y las terribles condiciones de trabajo. Este hecho no está suficientemente documentado; en cambio, hay constancias históricas que el 8 de marzo de 1908, quince mil mujeres se manifestaron por las calles de Nueva York para exigir una reducción de la jornada laboral, mejores salarios, el derecho al voto y el fin del trabajo infantil; fueron reprimidas salvajemente y muchas encarceladas. En 1911, unos días después del primer aniversario de la celebración del 8 de marzo, empleadas textiles de la compañía Triangle Shirtwaist de esa ciudad hicieron una huelga de trece semanas en demanda de mejores salarios y por la reducción de la jornada laboral de 12 a 10 horas diarias; unas bombas arrojadas por la policía provocaron un incendio y murieron más de 140 mujeres, la mayoría jóvenes inmigrantes judías e italianas. De todos modos, cualquiera sea el origen de la celebración, está claro que no se trata de una fiesta sino de la celebración de jornadas de lucha de las mujeres trabajadoras por sus derechos. También es una buena oportunidad para reflexionar sobre las condiciones de trabajo de las mujeres en el mundo y en nuestro país en particular. Sin duda se ha avanzado mucho en este aspecto, pero las mejoras no se distribuyen en forma equitativa en todos los países ni en los distintos sectores de cada país. Entre otros temas, en muchos lugares las mujeres trabajan en condiciones de esclavitud o semiesclavitud. Además, la mayoría de las mujeres trabajadoras siguen sometidas a la “doble jornada”; después del trabajo fuera de casa deben destinar varias horas al hogar, su segundo centro de trabajo, en donde realizan tareas no remuneradas ni respetadas que, además, no permiten descansar de la fatiga del trabajo realizado fuera de casa. Así que no basta con regalarles una flor. Pensemos que queda mucho por hacer en nuestro propio hogar, en los lugares de trabajo y en la sociedad toda, para superar una larga historia de discriminación, exclusión, desvalorización, violencia física y moral. Mario Epelman También en REFLEXIONES Lo que ocultan las palabras... En la contratapa del mismo diario, el día 13/2 se publicó bajo el título "Un obrero falleció en barrio Pueyrredón", los invitamos a leer las reflexiones del Dr. Mario Epelman sobre dicho artículo. ESPEJOS, una historia casi universal "Sueño con el día en que no hablemos de la salud laboral sino de la salud de los trabajadores" El siguiente artículo data del 2007, pero nos parece que mantiene toda su actualidad y es un aporte aporte a la reflexión Porque no queremos ser Cromañon, ni el silo de ALUAR, porque nunca vamos a entregar ni negociar la sangre de nuestros compañeros, tenemos el coraje de plantarnos cara a cara. |
| |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||