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Reportaje a Alfredo “Tito” Battaglia (2ªparte)
... Uno que ha sido Y es (...) más que diestro

El doctor Alfredo Battaglia está cumpliendo 50 años en la profesión. Y 20 como asesor de nuestra organización. Si no vio la edición anterior de nuestra “8 de Octubre”, entonces se perdió la primera parte de esta preciosa charla de más de dos horas con él. Búsquela, pídala, porque junto a Tito, repasamos hechos de la vida política y gremial de la ciudad y de la zona, además de su actividad profesional, su juventud en Dolores, sus inicios en la política. Y la instauración de la dictadura del ’76 y sus consecuencias.

Desde ahí retomamos en esta segunda parte de la charla con...
Y qué paradoja. Porque aquéllos que se dijeron derechos y humanos “destruyeron la organización, y la militancia gremial como un objetivo claro. Liquidaron una generación, se llevaron lo mejor, en el sentido de activismo, de conciencia y convicción, fue eliminado”, como afirmó Battaglia. A los más diestros justamente.

A mí me agarra la intervención trabajando en el sindicato de la construcción, y ahí es cómo veo que los trabajadores, ante al intervención que se queda con el gremio, se van todos, lo dejan vacío al gremio, al interventor solo, y forman el Sindicato de la Industria de la Construcción. Que funcionó en distintos lugares, primero en el actual edificio de Luz y Fuerza que, con la conducción de Cionfrini, les facilitó que funcionara allí. Así que enfrente estaba el interventor solo, y en el patio de enfrente, que no era sólo el patio sino que había una cancha de básquet o algún otro deporte que ahora no recuerdo, donde está ahora el Centro de Jubilados, estaban todos lo trabajadores reunidos, y hacían sus asambleas, con micrófono y todo, para que el interventor escuchara todo.

La actividad, que era impresionante, hizo que se tuvieran que buscar otro lugar, así que funcionó en el Sindicato de Panaderos, en la calle Bolívar. En el salón mismo del Sindicato de Panaderos se hacía la lectura de las listas de las changas del día siguiente. Ahí funcionó, los tres o cuatro años que existió. El tema del paso del tiempo y la presión de quien firmaba los contratos, los convenios y todo eso, lo fueron desgastando. El gremio presionó con la firma de los contratos, y eso los fue desgastando y dejando sin apoyo. Hasta que desapareció. Lo dejó afuera de lo que era la personería gremial, así que la UOCRA siguió creciendo con los obreros nuevos, con los que se incorporaban, y demás, y en eso perdió el gremio que se había formado en la resistencia. Y además detuvieron a todos los dirigentes y los persiguieron al punto que muchos se fueron a trabajar a otras ciudades. Eran cuestiones políticas, había que liquidar a los sindicatos con extracción comunista, eso estaba más que claro. Con la intervención yo dejé el gremio, pero seguí defendiendo a los trabajadores en forma particular. Y en ese tiempo asesoré también al Sindicato de Músicos, cuya conducción estaba de acuerdo también con la necesidad, en esa época, de alguien que los representara en lo laboral. Y también al de Molineros, de los molinos harineros. En todos estos casos, no sólo fue importante el asesoramiento a los trabajadores, para no ser vapuleados en sus derechos; en muchas organizaciones se dio que la conducción estaba en falta de conocimiento, el asesoramiento para paliar las dificultades de organización; estaban acéfalas.

Battaglia perseguido

Si bien de alguna manera todos fuimos víctimas de la última dictadura cívico militar, algunos sufrieron en carne propia las acciones de ese plan de exterminio. En este tramo de su relato, el abogado deja claro que hubo un plan, y que ni bien comenzó a desplegarse, fueron a buscarlo. Y antes de describir sus padecimientos desde el 24 de marzo de 1976, Battaglia cuenta sobre su detención, en el momento de la caída de Frondizi.

- Yo estuve detenido como consecuencia de la actividad política y sindical, estaba marcado desde antes del golpe. La primera detención fue cuando cae Frondizi, eso pasó cuando un muchacho cae detenido, y me piden que lo vaya a ver, para defenderlo. En esa época ya estaba detenido el doctor Centeno. Yo le pedí a un colega, abogado en ese momento de la CGT, que me acompañara. Entonces yo me presento en la seccional de la policía Federal, que estaba por Moreno y Santiago del Estero, en la que estaba preso este muchacho, y cuando me presento y digo quién soy, el oficial de servicio me dice que estaba detenido. Le pido la orden de detención, y me dijo que orden no tenía pero que yo no me iba de ahí. Y me meten en un calabozo con dos personas. Una era el dueño de la casa donde yo estaba viviendo, la que alquilaba desde que me había casado, hacía unos días, y la otra persona no la conocía. Era justamente a quien yo iba a defender. Me encuentro con mi defendido, y ahí el pobre hombre debió haber pensado “si éste es el que me va a defender, chau”. Estuve varios días, hasta antes del primero de mayo. En un operativo que se llamó Arco Iris, porque los que estábamos ahí detenidos éramos de todos colores.

La otra detención fue la del 76. Con algunas diferencias, esa fue una detención feroz. En la que uno no sabía si iba a poder salir, o si lo mataban, o qué iban a hacer con uno. Las torturas, los simulacros, todo. Una cosa terrible. Los traslados,.. terrible, yo estuve en varios lugares de detención, los conocí casi a todos. Y en algo se demuestra que hubo un plan. A mí me detuvieron en la madrugada del 24 de marzo, el mismo día. Casi ni siquiera me había enterado de que se había producido. Hasta ahí pensábamos en que iba a ser como las veces anteriores, que íbamos a estar unos días, y después nos íbamos. Pero no fue así. Así que fuimos muy mal tratados, en la prefectura, en la base naval, en el faro, en la base aérea después, en el GADA 601. De ahí nos llevaron hasta Sierra Chica en avión, donde estuve una noche. En total debe haber sido un mes y algunos días más, hasta que llegamos a Devoto, donde terminaron de pasarnos de un lado a otro. En Devoto estuvimos hasta noviembre de ese año. Y de ahí nos pasaron a la Unidad 9 de La Plata, que estaba destinada exclusivamente a presos políticos, donde estuvimos hasta septiembre de 1977. Ahí calculamos que pudo haber habido unos 2.000 presos políticos al mismo tiempo. Ahí nos liberaron, y volví a Mar del Plata de nuevo. En esos tiempos, detenido, conocí a muchas personas. De Jujuy, de Salta, de todos lados. Radicales, socialistas, peronistas y comunistas, todos detenidos.

Sobre la Noche de las Corbatas

Cuando se producen esas detenciones yo estaba detenido. Los conocía a todos, a algunos no mucho, a otros por el trabajo. Y como yo asesoraba algunas listas internas de sindicatos, como una de gastronómicos, entonces me cruzaba mucho con varios de ellos. Ahí conocí a Centeno. Estaba dedicado a la actividad de los trabajadores ciento por ciento. Era el abogado de la CGT y el abogado por excelencia de todos los gremios importantes de Mar del Plata, SMATA, gastronómicos... Para ese entonces se había creado la gremial de abogados, un espacio de reunión de los abogados laboralistas, ubicados ideológicamente a la izquierda, ahí sí tuve mucho contacto con Candeloro y con Begue. La gremial atendía a los presos políticos, a los presos gremiales, a los presos de los partidos, de los que éramos militantes. Yo era abogado de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre desde que llegué a Mar del Plata. La organizamos desde el ‘61, ‘62, cuando nos encontramos con el doctor Fertita. Éramos el primer organismo de Derechos Humanos. Siempre estaba ahí, siempre asistía, nos hacíamos conocer enseguida, Fertita fue un extraordinario compañero de lucha, él militaba en la intransigencia en esa época. Y estuvimos junto con otros abogados también. Por eso tal vez con los otros, los abogados de la Noche de las Corbatas tuvimos menos contacto.

Su llegada a Luz y Fuerza

Vale la pena resaltar las dos fechas que se cumplen este año, y que nos movilizaron a entablar esta charla con el doctor Alfredo Tito Battaglia. Sus 50 años en la profesión de abogado, y los 20 en nuestro gremio. Para él, que venía de representar a la UOCRA, no fue sólo cruzar de vereda, y así lo recuerda.

Cuando se forma una lista que integraba un sector de izquierda marxista y del peronismo, que se unieron para enfrentar la conducción que estaba en ese momento, cada fuerza puso a un abogado para representarlos en esa alianza. Y pese a eso nunca nos enfrentamos, siempre privilegiamos la defensa de los intereses de los trabajadores y del gremio, en eso la relación entre nosotros siempre fue excelente. Estamos hablando de Horacio Godoy, que trabajamos juntos desde aquel momento, y en lo que hoy nos seguimos distribuyendo partes de las responsabilidades. Una de las acciones que recuerdo por la tarea, los juicios contra los militares en la que la lucha fue desigual. Fue discutir el Convenio de Trabajo existente. Aprendimos muchísimas cosas en el contacto con los trabajadores y los afiliados, era una época de combates muy serios, desde el punto de vista de las huelgas, de los conflictos, que a uno lo hacían estremecer. Y hubo épocas por reivindicaciones muy serias, muy profundas, eso que no estaba fácil, hubo épocas y temas, como el momento de las privatizaciones, que nos pasamos en el gremio semanas enteras. De viajes a La Plata a participar de audiencias, y reuniones en el Ministerio de Trabajo, en el de Servicios, en la Gobernación. En Buenos Aires, en la Casa de la Provincia, en juzgados federales. Hemos tenido juicios contra la Federación cuando se produjo aquella expulsión del gremio de la Federación, que llevamos a juicio con la propia Federación. Juicios por la personería, juicios por los convenios. En esto actuamos junto con abogados de Buenos Aires que nos ayudaban en ese trabajo.

¿Ha pasado que el impulso, el deseo, o la necesidad del gremio encuentren un tope, una limitación en lo legal, que todo lo que se quiera no se pueda y tenga que ser usted el que lo diga?
Y ha habido siempre -y sigue habiendo ahora- intermediaciones, conciliaciones obligatorias, que han sido siempre -y siguen siendo ahora- para enfriar las negociaciones, las presiones de los trabajadores. El Ministerio de Trabajo es un ministerio político, siempre ha sido un instrumento para actuar políticamente. Aparte de que siempre ha sido de tinte conciliatorio de situaciones perjudiciales para los trabajadores. Y no tiene poder punitivo, no puede obligar, salvo cuando conceden las dos partes; pero eso es muy improbable, no pasa.

El movimiento obrero de Mar del Plata. En realidad sobre este tema ya hemos tenido bastantes aportes en otros pasajes de esta entrevista. Pero el citar el tema directamente, le permite profundizar, y llegar a casos concretos. Describirlos. Y posicionarse.

- Siempre ha sido un ejemplo de lucha, de sacrificio. Desde el ‘60 que yo tengo memoria, aquí los trabajadores del puerto, por entrar en un caso, no han sido reconocidos. Es porque se los considera trabajadores independientes, porque se llevan ellos el cuchillo, o la plancha, o algo así. Se los ha considerado como independientes para reducir los costos y las cargas, y para no tener que hacerse cargo de nada. Las empresas desconocen la relación laboral para no tener que pagar nada. Estas situaciones se impone hoy por las circunstancias, ahora se puede porque a diferencia de antes, antes te ibas, de un trabajo, a otro mejor que habías conseguido, o salías y conseguías otro al instante. No existía la desocupación de hoy, que es un caldo de cultivo para que las empresas incumplan sus obligaciones, al punto tal que hoy en el puerto los empresarios no registran a los obreros, cuando es una obligación con más de 60 años en el país.

La situación actual de desánimo y distensión gremial, en la que no se ven los mismos compromisos de conjunto en las organizaciones, también tiene que ver con una multicausalidad, desde el punto de vista empresarial, laboral, de los costos, y de cambios en las formas de trabajo. Antes no existían los monopolios, que abastecen y manipulan las formas de trabajo, las relaciones de trabajo.

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