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- 06/06/08 - Discurso de Hugo Yasky
Paritaria Social en Pilar

Video completo al final del discurso
[6/06/2008] Organizada por la CTA Regional Pilar Exaltación de la Cruz, con la presencia de 73 vecinos, el día viernes 6 de junio a la hora 18 se realizó en el gimnasio del Colegio Almafuerte una charla-debate con la participación de Hugo Yasky, Secretario General de la CTA Nacional.

Buenas noches.

Perdonen la tardanza… Agradecerle a Lucho que, es verdad hace muchísimo que nos conocemos, que estamos juntos con Lucho, y yo valoro muchísimo el trabajo acá, en esta zona, porque sé que se empezó bien, bien desde abajo, con un plumerito de compañeras y compañeros… y realmente acá la CTA creció y hay un proceso muy importante de inserción en los barrios.

Esta presencia en los barrios para nosotros es clave porque nuestra Central es difícil porque no está prescripto, es decir, no está escrito, no hay otra experiencia de Central de Trabajadores que incorpore dentro de su propia orgánica a las organizaciones territoriales y barriales. Esto es un hecho absolutamente nuevo. Incluso en el mundo, hay uno o dos casos como el nuestro, posteriores al nuestro, de manera que nosotros valoramos muchísimo poder construir en igualdad de condiciones entre las organizaciones sindicales y las organizaciones barriales. Creemos que la central no tiene un techo, si bien lo puede tener en términos de desarrollo sindical, no tiene un techo en la posibilidad que le da el desarrollo barrial y territorial. Esto para nosotros es fundamental.

Nuestra razón de ser es construir una herramienta que le permita a la clase trabajadora argentina disputar por una distribución de la riqueza que sea mucho más justa y que nos permita terminar con esta contradicción de vivir en un país que produce alimento para cuatrocientos millones de personas, algunos dicen ahora para quinientos millones de personas, y que sigue teniendo todavía en muchas regiones, en muchas partes del mapa social, el flagelo del hambre. Esta es una contradicción inmensa: tener pobreza en un país tan rico como el nuestro. Si nosotros viviésemos en algún país del África subsa… esa contradicción no sería tan dolorosa y tan indignante como es la que nosotros vivimos. Por lo tanto, el objetivo central nuestro es la disputa para generar las condiciones para que esa distribución de la riqueza se pueda realmente llevar a la práctica. Nosotros somos militantes que sabemos que los derechos se conquistan con la lucha. No hay la posibilidad de pensar candorosamente que un día por algún motivo vamos a abrir el diario y va a decir “a partir de tal fecha el gobierno determina que la distribución de la riqueza en la Argentina pasa a ser justa”. ¿Por qué? Porque la riqueza está concentrada en pocas manos, esas pocas manos son lo que nosotros denominamos los grupos económicos, son grupos empresarios, muy poderosos, asociados grupos locales con grupos multinacionales o grupos locales que ahora también son multinacionales; asociados el capital financiero con el capital de los grupos que producen en la ciudad y asociado todo esto con los producen en el campo. Es decir, se trata de un poder económico que en gran medida se aferra a esos privilegios y que tiene como meta permanente acrecentar el lujo y las ganancias.

El otro día yo iba a una reunión también, que hicimos en Villa Martelli, y fui en remis, y entonces el remisero me decía: “pero la verdad es que yo no entiendo, ¿por qué van a querer más plata los tipos del campo?”, entonces yo le decía: “bueno porque es la lógica de ellos”. Y el remisero no entendía, porque él pensaba como piensa la mayoría de nosotros, que si uno, qué sé yo, tuviera un ingreso de cinco mil, ocho mil pesos diría “¿para qué quiero más? Ya con ocho mil cubriría lo que necesito. Tendría mi propia casa…”. Pero, bueno, no es la lógica nuestra. No es la lógica de la gente común. Y no es manera de convencer a esa gente porque si a esa gente se la pudiera convencer, no sé, leyéndole los diez mandamientos, o se la pudiera convencer con buenos argumentos, mostrándole los números de la pobreza, lo que significa, mostrándole lo que significa el flagelo del hambre… si se la pudiera convencer discursivamente, entonces, nosotros nos tendríamos que ahorrar todo este trabajo militante que hacemos, porque, bueno, sería más fácil.

Ahora, no se la puede convencer. Solamente se los puede derrotar. Y solamente se los puede derrotar con la organización popular. Por eso nosotros estamos construyendo esta Central. Y cuando digo derrotar con la organización popular, lo digo en el sentido, no tanto en el sentido del final de una guerra, porque creo que, en este mundo en el que vivimos ese camino ya no existe, por lo menos para los sectores populares… Sí existe para los grupos dominantes que siguen haciendo la guerra. Pero, digo, para nosotros, derrotar es lograr vencer en la batalla de las ideas, lograr una correlación de fuerzas que sea más fuerte que la de ellos, lograr vencer con organización y con mayorías decididas a avanzar, el poder del dinero que tienen ellos, que es un poder muy fuerte, porque por ejemplo, les permite ser los dueños de esos instrumentos que modelan la opinión pública de la mayoría de la gente. Los medios de comunicación masivos, que . por ejemplo, nos dicen las cosas en las que tenemos que pensar, nos dicen qué cosas son importantes y qué cosas no son importantes, pero además nos dicen cómo tenemos que pensar las cosas que ellos quieren que pensemos. Es decir, nos van modelando la cabeza a tal punto que, bueno, con respecto a lo que decía Lucho, ¿no?, hoy hay un discurso muy fuerte, muy simple, porque además los medios de comunicación tratan de ser simples porque parten de la base de que tenemos que pensar poco… en general, si pensamos poco es bueno y si pensamos como quieren ellos es mejor… qué sé yo, el conflicto del campo… parecen como esas composiciones que nosotros les hacíamos hacer, los maestros a los chicos, tema la vaca, o tema el campo.

El campo estaba tranquilo, vino el Estado, lo puso nervioso y ahora quiere volver a trabajar en paz. Esa sería más o menos la lectura del conflicto. Como decía Susana Gimenez, “y bueno, esto se soluciona rápido, que no hagan retenciones y listo”. Claro, así se soluciona rápido. Del mismo modo, que se solucionaría muy rápido el problema, por ejemplo, de los auxiliares de la educación, o el de los enfermeros o el de los jubilados sin que el Estado les diera el aumento que necesitan para vivir dignamente. Claro, sería muy rápido. Ahora, el problema es que, si el problema se soluciona como dice Susana Gimenez, o sea sin retenciones, nosotros vamos a tener menos recursos para todo eso, y lamentablemente lo que nunca se soluciona rápido es lo que necesitamos los asalariados.

Y daba este ejemplo porque tiene que ver con esa correlación de fuerzas que hay que construir. Nosotros necesitamos, primero, debatir mucho. Estas reuniones son importantes no tanto porque hay que escuchar a alguien que viene y trae la verdad revelada. Porque, en realidad, nosotros estamos convencidos de que no tenemos ninguna verdad revelada. Es más: creemos que esa verdad se tiene que construir colectivamente. No creemos en que la fuerza esté en los dirigentes. Sería fácil, muy fácil, si la cosa dependiera de los dirigentes. Porque, por ahí, podemos tener algunos de nuestros compañeros que son muy valiosos intelectualmente y algunos que a la valía intelectual les pueden sumar que son gente honesta… Pero los dirigentes sirven, solamente, si son capaces de generar esa fuerza colectiva que es la que cambia la realidad. Y en esa tarea estamos.

Yo creo que hoy tenemos una oportunidad mucho mayor que la que teníamos en la década del noventa, porque esas ideas que ellos nos vendían en os noventa fracasaron claramente: que todo lo privado era mejor, que el Estado se tenía que desembarazar de las empresas, que si los patrones no pagaban el impuesto al trabajo –como ellos les llamaban a los aportes que tenían que hacer- se iban a generar muchas más fuentes de trabajo. Todos esos versos que nos hicieron, que nos llevaron a la ruina, hicieron que, de una forma u otra, las oligarquías y los grupos que tradicionalmente gobernaron nuestro país empezaran a entrar en crisis. La gente dejó de creer en los versos que nos vendieron. Recuerden cuando nos decían, en los noventa, que teníamos que pegar el salto al primer mundo, que teníamos que entrar y engancharnos de alguna manera del primer mundo, y que entonces ahí, íbamos a estar en condiciones de competir… que había que abrir las fronteras, porque para qué íbamos a fabricarnos nosotros cosas si las podíamos comprar más baratas afuera. Y mucha gente decía “Es verdad”. Y viajaban afuera y traían las cosas importadas. Ahora, cada vez que uno compra algo afuera, lo que compra es trabajo de los otros países, y cuando yo compro trabajo de los otros países liquido trabajo de mi país. ¡Y así nos hicieron polvo! Millones de desocupados. Por supuesto, ¿quién ganaba con eso? Justamente aquél que se beneficiaba con eso que le llamaban “la apertura de la economía”, el que invertía plata para ganar plata.

Que hubiera muchos desocupados era un problema para los trabajadores, pero no para los patrones. Cuantos más desocupados hay, más bajo es el salario. Había muchos que en los noventa decían “pero, y ¿por qué no luchan los obreros por el salario?” Porque por cada uno que podía reclamar un aumento salarial había mil esperando entrar a trabajar por la mitad del que el que estaba adentro. Todo esto que yo señalo en esta forma, quizás un poco salpicada, formó parte de un plan sistemático que fue el que aplicó el neoliberalismo, y hoy creo que estamos mejor que en esa época porque la gente comprendió, lamentablemente después de sufrirlo en carne propia, después de que le quedaron las heridas abiertas, comprendió la mentira del neoliberalismo, que no había para nosotros posibilidad del primer mundo, que no había para nosotros, en ese sistema, posibilidad de tener una vida mejor, y quedó claro, por ejemplo cuando en el 2001 el pueblo salió a la calle, quien representaba la continuidad del menemismo, porque lamentablemente terminó siendo lo mismo, la Alianza, o peor, porque frustró una expectativa, pero lamentablemente ese fracaso hizo que los argentinos buscaran otro camino.

Ahora no casualmente lo mismo, y casi en el mismo tiempo, pasó en otros países, por eso está Lula en Brasil, por eso está Chávez en Venezuela, por eso está Evo Morales en Bolivia, por eso el Frente Amplio en el Uruguay, por eso Bachelet, por eso Ortega en Nicaragua, por eso Correa en Ecuador, por eso acaba de triunfar Lugo en el Paraguay… Países donde nosotros jamás hubiésemos imaginado cambios tan frontales, tan fuertes. Y nuestro país, con todos sus más y sus menos, con todas sus contradicciones, vive también un proceso en el que aquellas viejas ideas del neoliberalismo entraron en crisis. Ahora, desde ya, que lo que aquí está en discusión cada día, y sobre todo en aquellos conflictos que son poderosos, que, digamos, surcan a la sociedad en su conjunto, como este que estamos viviendo, lo que se está discutiendo es qué tipo de sociedad es aquella en la que nosotros vamos a vivir, qué modelo de Estado, qué modelo de ciudadano, qué modelo de distribución, qué modelo de producción… eso es lo que está en discusión. Cuando uno dice o escucha en la televisión a quienes plantea qué derecho tiene el Estado a quedarse con una parte de la renta de los productores del campo, por qué si esa gente trabaja y se sacrifica, después tiene que venir el Estado y meterle la mano en el bolsillo? Ahí se está discutiendo un modelo de Estado.
Cuando se acepta como algo normal que el Estado le ponga techo a los salarios, porque ustedes verán que cada vez que habla algún economista de estos que aparecen por los medios se encargan de decir “¡cuidado!, hay inflación, hay que enfriar la economía. el Estado tiene que empezar a ponerle límite a la demanda salarial, hay que empezar a bajar el gasto público, hay que empezar a ponerle límites a los maestros, a los enfermeros… están demasiado cebados”, dicen ellos, “hay que ponerles freno”.

Para los grupos dominantes, esa intervención del Estado no, solamente, es algo natural, es algo necesario. Que el Estado le ponga techo a las aspiraciones salariales de un enfermero o de un maestro es natural y es plausible. Ahora, que le ponga techo a la rentabilidad de los empresarios es un pecado. Ahí ponen el grito en el cielo. Ahí miran al cielo y dicen “¡El campo quiere trabajar en paz! ¿Por qué le ponen la mano encima al campo?” Ahora, cuando le recortan el salario a un maestro está todo bien! Cuando a un jubilado le pagan miseria ¡todo bien! Porque así el país se fortalece. Eso es discutir un modelo de sociedad. Y eso es discutir un modelo de Estado. Y esa es la discusión en la que estamos ahora. No solamente los argentinos. Si nosotros miramos a nuestros vecinos bolivianos, aprovechando que aquí hay compañeros bolivianos, y, entre paréntesis les digo que la semana que viene, no, la otra vamos con el embajador de Bolivia a Jujuy y a Salta porque ahí la CTA va a organizar el traslado de los compañeros de esas provincias a Bolivia para el referéndum. Vamos a trabajar. Ya es un compromiso el que asumimos con ellos, y lo tenemos que hacer con toda la comunidad boliviana del conurbano también. Pero digo, en el caso de Bolivia se discute algo muy similar, porque las provincias donde se concentra gran parte de la riqueza boliviana, ahora se quieren separar de esa nación.¿Por qué? Porque ahí es donde están asentados los grupos económicos que se han beneficiado históricamente de las riquezas que ellos habían puesto al servicio de las multinacionales y del imperialismo, y ahora que pretenden ser puestas al servicio de los dueños de esas tierras y de esa nación, resulta que ahora entonces las oligarquías de esos lugares dicen “viene la partición, nos vamos… nos quedamos con una parte del país y que se queden los pueblos originarios –los que ellos consideran incultos- con el resto, es decir, con la pobreza” Entonces, creo que esto es lo que nosotros estamos discutiendo en este momento. No es un Boca-River. No es retenciones sí, o retenciones no. No es que los que decimos retenciones sí, suscribimos desde la A hasta la Z todas las políticas del gobierno de Kirchner. De ninguna manera.

Nosotros creemos que este gobierno tiene una asignatura pendiente muy clara. No avanzó en la distribución de la riqueza en la medida en que tendría que haberlo hecho de acuerdo a las posibilidades que existen. Nosotros creemos que hay que profundizar esa política. Y se lo exigimos a este gobierno. Ahora, como decía una vez Feiman, un periodista de página 12, uno puede exigirle distribución de la riqueza a este gobierno, si se le hubiese exigido al de Menem, uno se hubiese sentido un idiota. Esa es la diferencia. El gobierno de Menem era un gobierno que orgánicamente respondía a los intereses del imperialismo. Eran las épocas en laque ellos decían “tenemos relaciones carnales con los Estados Unidos de Norteamérica”. Y este es un gobierno que tiene determinado margen de autonomía, un gobierno frente al cual nosotros tenemos que disputar, organizarnos, reclamar, movilizarnos para exigir que esta renta que, potencialmente, si el conflicto termina a favor de los intereses populares, se va a apropiar el Estado, como en el caso del campo, como decía Lucho…-va a haber mucha lucha en el medio para que sea así- esta renta se discuta también en los sectores, por ejemplo, de la minería, que se discuta la renta extraordinaria de las compañías energéticas y que se discuta, también, como lo planteaba la CTA, a principios de este año, la rentabilidad de los sectores de la industria por qué? porque entre otras cosas la inflación tiene que ver con una actitud permanente de los empresarios que cada vez que dan un centavo de aumento en los salarios, remarcan dos centavos en los precios y ellos no están dispuestos a ceder ni medio milímetro de su rentabilidad. Y eso también es discutir. Pero para poder discutir eso, el pueblo tiene que estar organizado, porque si no no hay ni posibilidad de empezar en esa discusión. Por eso decía que no es que un día el gobierno va a decretar la justicia social, la justicia social se construye con la lucha. Por supuesto, hay gobiernos que pueden favorecer las condiciones para que esa organización popular se dé, y hay gobiernos, nosotros conocimos lo más terrible, la dictadura genocida, que son capaces de llegar hasta el baño de sangre para impedirlo. Creo que esa es la diferencia que tenemos con los noventa y con los que hubo antes. Hoy, los pueblos de América Latina están en mejores condiciones de dar esa disputa, en mejores condiciones para organizarse, en mejores condiciones para enfrentar las luchas que significan tratar de abrirles la mano a los que tienen poder económico.

Y creo que esa es la tarea y el momento en el que estamos viviendo. Nosotros creemos que, en este momento, el mundo está, además, en una situación muy difícil porque, no sé si ustedes leyeron ayer: fue la conferencia mundial sobre la crisis alimentaria, que es otra gran mentira: si ustedes buscan los diarios de hace tres meses, de hace dos meses, e incluso, de antes, van a ver que todos los diarios incurrían en una gran falsedad que era mostrar el tema de la inflación sobre la canasta alimentaria como un problema de los argentinos y de la Argentina. Gran mentira alimentada por los medios de comunicación, que hoy ya no la pueden ocultar. El problema del aumento de los precios en el mundo es un drama de proporciones impredecibles a nivel internacional. Ayer fue una conferencia porque se está produciendo un fenómeno que es similar al del aumento del petróleo: como la burbuja del crecimiento económico de los Estados Unidos de Norteamérica está estallando –lo que ellos le llamaban el crecimiento inmobiliario-, como además, los grandes inversores internacionales, que antes compraban los bonos del tesoro de Norteamérica porque eran los más seguros, ahora huyen de esos bonos, porque no saben qué va a pasar con el recambio, no saben que va a pasar con Obama, no saben si Estados Unidos va a seguir siendo el país dominante y el dólar va a seguir teniendo el valor que tiene, entonces, van a inversiones seguras, y hoy hay dos inversiones que son seguras en el mundo: una es el petróleo, por eso el barril de petróleo, que tendría que costar setenta dólares, cuesta el doble; cuesta el doble no por lo que sale extraerlo sino por la especulación extranjera que le suma al valor del petróleo un doble absolutamente ficticio que surge de la puerta financiera permanente. Y ahora el otro lugar seguro para invertir bonos son los granos de la soja, que son los alimentos, por dos cuestiones básicamente: una es que los chinos y los hindúes, que son la tercera parte de la humanidad ellos solos, empiezan a comer, a demandar alimentos, por eso la soja cotiza y se exporta como se cotiza; y el otro factor es que los Estado Unidos han impulsado la utilización de granos para producir biodiessel, es decir, poder empezar a reemplazar el petróleo por la producción de combustible en base a los granos.

Cuando Fidel Castro estuvo acá en Córdoba, la última vez que pudo salir Fidel Castro de su país antes de enfermarse, él en Córdoba alertó sobre el acto irresponsable y suicida, en términos de humanidad, qué significaba, cuando todavía teníamos la mayor parte de la humanidad con hambre, proponer como reemplazo de la energía fósil a los alimentos. Y Fidel Castro dijo: es una locura que va a empujar a la humanidad a un hambre todavía mayor que el que hoy se sufre. En aquel momento, por ahí pareció una frase encendida en un discurso. Hoy, sin embargo, ustedes lean el “Clarín” de hoy, señalan estos tres factores como los que están produciendo un aumento descomunal del precio de los alimentos: la incorporación de China-India, el biodiessel y la especulación financiera. Con esto qué quiero decir, dos cuestiones: primero, que la Argentina está discutiendo un volumen enorme de dinero, y la disputa enconada que hay, la virulencia del conflicto, porque la gente común dice “pero y ¿cómo esto no se para? ¿por qué no se puede para este conflicto? ¿por qué van tres meses, cada vez sigue más?” Porque se está discutiendo, imaginen ustedes, hablamos de alimento para cuatrocientos o quinientos millones de personas, y en esta conferencia se está diciendo que se supone que puede haber un aumento del cien por cien del precio de los alimentos en el término de cinco o siete años. Es un volumen inmenso de dinero, tan inmenso como el que tiene Chávez con el tema de la renta petrolera. Y hoy se está discutiendo en la Argentina quién se queda con esa masa de dinero. Hoy se está discutiendo en la Argentina si esa masa de dinero va a servir para hacer un país más justo y más democrático o si esa masa de dinero va a quedar en manos de los grupos privados para hacer un país más desigual y con una derecha que nos gobierne durante treinta años, sentados arriba de esa inmensa caja que va a existir si o sí. Porque la Argentina va a ser uno de los que provea la soja y el grano para los chinos, para los hindúes o para el biocombustible.

Entonces esto es lo que estamos discutiendo ahora. Por eso que es un conflicto tan duro. Por eso que es tan difícil la salida. Por eso que no se va a arreglar, simplemente, con un apretón de manos. Todos contentos… esto no es como un pedido de aumento de los maestros, ni un pedido de aumento de los jubilados. Esto es una enormidad comparada con eso. Lo nuestro es un granito de arena comparada con la cordillera de los Andes, con lo que se está discutiendo ahora. Y nos quieren hacer sentar en la tribuna, que nosotros miremos por televisión esto, como si no fuese problema nuestro. Porque nos quieren convencer de que es un problema entre el campo –que en realidad el campo no existe, el campo son los dueños del campo donde hay tiburones y hay anguilas pero son los dueños-, entre el campo y el gobierno, y en el medio nosotros, mirándolo por televisión. Y esto es lo que no hay que dejar que suceda. Porque nosotros necesitamos que el Estado tenga la capacidad de intervenir, porque, además, si no interviene el estado apropiando una parte de esa renta, lo que sucede, acá y en cualquier otro lugar del mundo, porque las retenciones no es que las inventó Kirtchner, en la Argentina ya se aplicaron: la aplicaron gobiernos más progresistas y gobiernos más conservadores, pero ya se aplicaron. Y las aplicaron otros gobiernos. Hay gobiernos que para evitar que el precio de la carne suba, suspenden las exportaciones de carne. Hay gobiernos que ya suspendieron algunas exportaciones de alimentos porque este quilombo se viene como una tormenta de esas que nadie sabe en qué terminan. Y si el gobierno no aplica retenciones es decir, si no les hace bajar la ventaja de vender todo afuera –lo que pasa es que los tipos dicen “bueno, yo vendo todo afuera” “No, no, pará. Vos tenés que vender una parte adentro porque acá hay cuarenta millones de personas que tienen que comer!” “Bueno, está bien. Yo las vendo adentro, pero te las vendo al mismo precio que las vendo afuera. ¿Cuánto sale en Europa el kilo de bife de chorizo? ¿Cuarenta euros? Bueno, yo lo quiero vender a ese precio acá, porque yo me dedico a ganar plata. No me dedico a hacer beneficencia para la familia argentina.”

Esa es la discusión también. La retención tiene que ver con un instrumento para evitar el traslado automático del precio de la venta al precio interno.
Y uno dirá “bueno, ¿es justo que el Estado intervenga ahí? Y sí. Es justo. ¿Por qué? Porque el estado interviene en algo que les conviene y ahí no se quejan. <porque el Estado mantiene el cambio a tres pesos y pico por dólar, tres pesos por dólar. Pero ese tipo de cambio no es el real. Es un tipo de cambio alto, que lo infla el estado utilizando los fondos nuestros, los que vienen de los impuestos, o de no pagar los salarios que corresponden, o de no pagarle a los jubilados lo que les correspondería cobrar, de no pagar no pagar el ochenta y dos por ciento móvil… de esa diferencia, con esa diferencia, el Estado mantiene un tipo de cambio muy alto, que es verdad que nos beneficia a nosotros indirectamente. ¿Por qué? Porque al existir un tipo de cambio alto, es muy caro traer mercadería importada. Es una barrera que protege la producción local. En ese sentido, es bueno. Pero también, es un instrumento que le ayuda al que vende afuera a ganar mercado, porque es mucho más barato para los chinos comprarle a la Argentina donde con un dólar pagan tres, que comprarle a Brasil, donde con un dólar pagan dos.

Ahora, ese dólar alto significa perjuicio para los que cobramos en pesos, porque muchos precios en este mundo están dolarizados. Por eso nosotros tenemos un país donde el salario es bajo. Por eso vamos recuperando tan lentamente. No hay relación entre lo mucho que crece la economía en estos cinco años y lo poco que creció el salario, en el mejor de los casos donde creció. Entonces, estas cuestiones, que tienen que ver con decisiones de política nacional de un Estado que interviene, son lo que, a nosotros nos da el derecho a decir que así como el Estado interviene para favorecer al que exporta con el dólar alto y nos jode a nosotros con el salario pesificado, así como interviene para eso, tiene que intervenir para apropiarse de una parte de la renta para distribuirla en gasto social, por ejemplo, para mí, el gobierno argentino tendría que salir de este conflicto anunciando que a partir de la fecha existe el salario universal por hijo. Yo creo que si el gobierno de Kirtchner dijera “reponemos la movilidad de las jubilaciones y a partir de ahora, en todos los hogares donde haya jefe o jefa de hogar desocupado, se va a cobrar el salario familiar legitimaría y sería mucho más fácil de entender para el conjunto de los argentinos la razón de ser de las retenciones. Por supuesto, para lograr esto, nos tenemos que organizar, nos tenemos que movilizar. Esto es lo que proponemos nosotros.

Nosotros no somos genuplexos del gobierno nacional, pero tampoco le vamos a hacer el juego a la derecha. Tampoco vamos a hacer nada para que este país lo gobiernen otra vez los que lo destruyeron y los que nos llevaron al estado de miseria. Porque muchos, muchos de los que hoy se ponen la piel de cordero fueron socios de los que de este país hicieron tierra arrasada. Desde ahí, nuestro compromiso es: luchar por democracia y libertad sindical. ¿Por qué? Porque un movimiento sindical con las manos atadas no puede participar en la disputa, en la movilización y en la lucha por la distribución de la riqueza.
Y luchamos por un país que pueda darse la posibilidad de construir la fuerza organizada para que esa distribución de la riqueza se pueda empezar a dar en serio. Porque también es cierto que, qué sé yo, si mañana por un milagro de la historia hiciéramos una lista, presentáramos el mejor compañero nuestro candidato a presidente y se produjera esa especie de milagro que hiciera que la mayoría lo votara, sin organización de la base popular, las mejores intenciones conducen –como dicen- al camino del infierno, es decir, a la impotencia, a la inmolación y a la derrota.

Necesitamos organizar nuestra base social. Eso es en cada barrio. Eso es lo que le da sentido a la paritaria social. La paritaria social ¿qué es? Y, simplemente, construir un entramado solidario de voluntades de lucha en torno a temas concretos que nos permitan ganar pequeñas batallas porque tampoco nadie se entusiasma en ir a pelear nada si siempre estamos perdiendo. Es más fácil organizarse en un barrio donde se ganó por ejemplo la salita de auxilio que organizarse en un barrio donde nunca se ganó nada. Es más fácil organizarse en un barrio donde se pudo avanzar en la discusión de la red cloacal que en un barrio donde jamás se planteó ninguna disputa. Y eso lo sabemos los que militamos en los barrios. Del mismo modo que los que estamos en los sindicatos sabemos que hoy es más fácil pelear porque en la época de Menem nuestra lucha era solamente para que no nos eliminaran cargos, para que no nos recortaran el salario. Hoy, por primera vez estamos luchando y avanzando.+

Y la paritaria es eso: construir fuerzas donde a nadie le vamos a pedir el carnet para ver a qué partido pertenecen, para ver si votó al gobierno o no votó al gobierno. Lo que queremos en esa paritaria es compartir un compromiso de lucha, construir esas redes solidarias. Y esto de alguna manera es un camino que nos permite a nosotros avanzar en esa otra construcción que es la constituyente.
La constituyente social es, la verdad sea dicha, lo mismo que la paritaria social, otro invento nuestro, porque en esto tenemos que crear. La paritaria, en realidad, lo que existe es la paritaria, a secas, que es la que los que son miembros del sindicato conocen: reunirse con la patronal, una vez por año, discutir salarios, condiciones de trabajo. Nosotros inventamos esto de la paritaria social: una disputa que atraviese la lucha en el barrio, la lucha en el sindicato, la lucha de los jóvenes, la lucha de los derechos de la minoría… todo dentro de un mismo entramado de fuerzas.
Y la constituyente social también es un invento nuestro, que esuna convocatoria que nos permita construir los espacios como para ir pensando en la fuerza organizativa a desarrollar para generar un proyecto propio. ¿Cuál es el modelo de sociedad? ¿Cuál es el modelo de contrato social? Y de qué manera organizar la fuerza propia para dar una disputa estratégica, para transformar de base la sociedad. En realidad, los dos instrumentos se complementan en lo cotidiano. Y todo adquiere sentido en función de poder cambiar positivamente nuestra realidad.
Bueno, con esto cierro para no alargarme demasiado.

Pero esto era un poco, algunas cosas que queríamos transmitir y… bueno, agradecerles a ustedes la atención.”

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