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- 23 de Abril 2008 - Palabras de Yasky en Santa Fe
Yasky habla en el Encuentro de Formación de la CTA

[1/05/2008] Con la presencia de los compañeros Hugo Yasky, Secretario General de la CTA Nacional y Gustavo Rollandi, integrante de la misma conducción, en el día de ayer se desarrolló un encuentro de Formación, con el debate centrado en los ejes: Paritaria Social en la actual coyuntura nacional y Comités mixtos de Higiene y Seguridad en el trabajo.


Buenos días a todos, compañeros y compañeras, gracias por la invitación, gracias por la hospitalidad, por el recibimiento.
A la pregunta de dónde estamos parados, podríamos empezar por responderla así…
Estamos parados en el Camping de los docentes en Santa Fe. Hay tanta confusión que empezamos por ahí.

Nosotros los porteños, últimamente no podemos ver bien donde estamos parados, por el humo. Así que, a las naturales tinieblas que nos envuelven últimamente, se nos agregó el humo. De todas maneras vamos a tratar juntos de poder compartir una lectura de la realidad y después, en el debate, tratar de construir entre todos algunas certidumbres, algunas certezas, definiciones, como para poder ir avanzando.

Primero debo decirles que para mi es un orgullo estar acá con ustedes, compartir este debate en una CTA como es la de la provincia de santa fe, que es una de nuestras construcciones más sólidas y que está logrando amalgamar de la manera más armónica y más coherente el desarrollo de la militancia sindical y el desarrollo de la militancia social, Y eso es muy importante porque le da una fortaleza particular a esta CTA y de alguna manera nos la da a la construcción que estamos haciendo a nivel nacional. Una especie de piso más alto a partir del cual seguir construyendo nuestra central. Porque la CTA va a crecer a nivel nacional en tanto y en cuanto seamos capaces de desarrollar poder en cada uno de los territorios de nuestro país. Creo que esa tarea organizativa es la que nos permite avanzar y hacernos cargo de la resolución de los problemas de los compañeros y compañeras trabajadoras y de los movimientos sociales. En la medida en que seamos capaces de avanzar en ese sentido, vamos a tener una central a nivel nacional que tenga más volumen político, que tenga más capacidad de inserción en la realidad y que tenga también más capacidad de disputa.

Con esto, no es que les quiera devolver la pelota, porque bueno, como conducción nacional tenemos que asumir la responsabilidad de ir definiendo algunos pasos, pero si les quiero decir que es clave lo que podamos construir colectivamente para que la CTA tenga la fuerza y la capacidad transformadora que necesitamos en este momento los trabajadores de nuestro país.

Cuando digo en este momento, subrayo esta frase. Porque creo que estamos viviendo un tiempo preñado de oportunidades en términos históricos. El triunfo del Obispo Lugo en Paraguay nos da la dimensión, casi increíble de la profundidad de estos cambios. Porque si había un país en toda la región donde todos nosotros pensábamos que iban a ser muy difíciles y muy a largo plazo los cambios, era justamente en Paraguay. Y sin embargo, la derrota del partido Colorado, expresión de la derecha política y de la oligarquía de ese país, revela hasta qué punto están cambiando las cosas en nuestro continente. El compañero Lugo decía ayer que el triunfo en el Paraguay se inscribe en los avances de una nueva Izquierda Latinoamericana. Y es cierto. Yo creo que con todas las contradicciones, con todos los claroscuros, con todos los matices que distinguen las realidades de los distintos procesos que estamos viviendo en Venezuela, ahora en Paraguay, en Bolivia, en Brasil, en Chile, en Nicaragua, en Ecuador y en nuestro mismo país, con todos los matices que distinguen las realidades de uno y de otro, hay un proceso de transformación que tiene un piso común. Y ese piso común creo que se caracteriza por dos cuestiones: primero se pone en crisis el paradigma del Consenso de Washington. Que marcó los límites de la gobernabilidad de las clases dominantes durante muchos años. Hubo un gran acuerdo de los bloques dominantes en torno a lo que fueron las políticas que nosotros decimos del ’90, pero que en realidad, fueron la consecución en otro tiempo histórico de lo que, en nuestro país, inició la dictadura militar de 1976. Que consistió principalmente en desindustrializar el país y en otorgar preeminencia al capital financiero y al sector vinculado a la exportación de materias primas. Por eso nosotros siempre dijimos que el golpe del ’76 tenía una matriz que en lo económico lo expresaba José Alfredo Martínez de Hoz y la vieja y rancia oligarquía agrícola-ganadera de la Argentina. Esa fue la matriz que en los ’90 retomó esa historia del Consenso de Washington, si se quiere, con un discurso que en ese momento se apropiaba del concepto de la modernidad. Lo nuevo era el estado chico, la privatización de empresas, la entrega de los recursos energéticos… Lo nuevo era la desregulación, terminar con lo que ellos llamaban tramposamente los “impuestos al trabajo”, es decir las conquistas sociales que habíamos obtenido los trabajadores, porque supuestamente, cuando los patrones dejaran de tener que aportar para mantener los institutos que resguardaban los derechos sociales de los trabajadores, entonces se iban a generar más fuentes de trabajo. Porque decían: “cuando salga más barato para un empresario contratar a un trabajador, el empleo va a empezar a crecer y a multiplicarse”. Lo que pasó fue exactamente lo contrario. Nunca hubo tanta miseria, nunca hubo tanta desocupación, nunca retrocedimos tanto en término de derechos y por supuesto, nunca retrocedimos tanto en términos salariales. Por qué, porque el ejército de desocupados actuaba como una especie de pesa que empujaba permanentemente hacia abajo el salario de los que estaban ocupados. Por una lógica muy simple: cuando hay 100 en la calle haciendo fila para entrar a trabajar, el que tiene el puesto de trabajo se olvida de demandar mejoras, porque sabe que los que están afuera, trabajan por la mitad del que está adentro. Esa lógica se aplicó a rajatablas.

Fue la lógica clasista de los grupos dominantes que convirtieron a nuestro país en una especia de festín, y terminamos como terminamos, con la crisis del 2001, un presidente teniendo que huir en helicóptero de la Casa Rosada. Y reciclando esa crisis en una etapa distinta. Porque si bien las consecuencias de la salida del 1 a 1, de la famosa convertibilidad la terminamos pagando los trabajadores, el tiempo político fue distinto. Porque las recetas neoliberales entraron en desgracia, rechazadas por los pueblos que las padecieron. Y eso mismo sucedió en circunstancias distintas en otras partes de nuestro continente.

Por eso hoy tenemos una policromía de gobiernos cuyo piso común es que no se sujetan automáticamente a los dictados de las agencias internacionales que manejan los yanquis, llámense Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, o cualquier otro. Gobiernos que tratan de avanzar con mayor o menor compromiso, con mayor o menor grado de profundidad hacia reformas en el terreno político y en el terreno social, en la búsqueda de caminos para construir naciones donde se respeten los derechos humanos, donde empiecen a plasmarse condiciones materiales para proyectos de democracia con participación social, y donde en algunos lugares, como en Venezuela y como en Bolivia, se empieza a plantear una transformación más a fondo. El caso de Sidor, que en estos días es tratado en los medios tendenciosamente para estigmatizar los supuestos desbordes del populismo chavista sobre la propiedad privada, es toda una paradoja que nos toca muy de cerca. Una empresa privada que pasa a manos del Estado venezolano y cuyos dueños pertenecen a un complejo metalúrgico que nació del negocio del traspaso del patrimonio estatal argentino a manos privadas. Por supuesto, ahora ponen el grito en el cielo. Pero bueno, estas son las contradicciones de una etapa que no admite lecturas sólo en blanco y negro.

Si en este contexto hablamos de nuestro país, hay en primer lugar una deuda pendiente que es muy clara. Y es la agenda social. Nosotros creemos que la Argentina necesita avanzar hacia un modelo más justo de la distribución de la riqueza y más justo también en términos de la matriz productiva. Distribución de la riqueza nosotros ya sabemos qué es. Pero aclaramos, como central de trabajadores, sobre todo cuando hablamos con los que no conocen a fondo nuestra propuesta, que cuando nosotros hablamos de distribución de la riqueza no hablamos simplemente de salarios más altos o de salarios acordes con el costo de vida. Porque si habláramos solamente de salarios, estaríamos dejando afuera a un importante sector de nuestra clase trabajadora, que todavía no tiene la posibilidad del trabajo registrado o que todavía no tiene ni siquiera la posibilidad del trabajo con permanencia y continuidad aunque fuera no registrado. Es decir, hoy existen bolsones de desocupación y de pobreza que van a persistir por mucho tiempo, aún cuando tuviéramos crecimiento económico. Por ello es necesario vincular la distribución de la riqueza con instrumentos como por ejemplo el subsidio universal por hijo, el seguro de empleo y formación, la constitución de redes a nivel social que permitan generar emprendimientos autogestionados por los propios trabajadores y habitantes de los barrios, con aportes del estado, junto con una política de registración de los trabajadores que apuntale la recuperación del salario como parte de la rueda que tendría que mover a una economía en condiciones de garantizar que la demanda interna sea el motor. Es decir que la capacidad de consumo de los sectores populares sea lo que mueva la rueda de la economía y que este al servicio del desarrollo social.

En estos momentos, lo que estoy diciendo, si me escuchara cualquiera de los economistas ortodoxos, diría que es exactamente lo contrario a lo que ellos proponen Qué dicen hoy los economistas ortodoxos ? Lo de siempre, que hay que terminar con las fórmulas populistas, hay que terminar con la demagogia, que hoy tenemos inflación y este es un problema real. Mucho más que lo que marca el INDEC y este es otro dato de la realidad. La verdadera inflación es la que nosotros sentimos en el bolsillo y que en este último mes está erosionando lo que hemos logrado conquistar trabajosamente en las últimas discusiones salariales. Esa inflación es la real y todos lo sabemos. Y los economistas ortodoxos qué dicen , la única manera de terminar con la inflación es enfriar la economía generando políticas que desalienten la demanda. Es decir exactamente lo contrario a lo que nosotros proponemos. Si no hay demanda, los precios van, por una ley de la economía, tender a estabilizarse. Porque nunca bajan los precios, esto está demostrado. Pero los economistas dicen que si la gente compra menos, los precios se van a estabilizar. Qué hay que hacer para que la gente compre menos? Ellos “desinteresadamente”, porque son los que pagan salarios, dicen “bueno, hay que achatar los salarios, hay que ajustar el gasto público, hay que reducir el gasto público en lo que es subsidios a los desocupados, planes sociales, hay que congelar los salarios del sector público, los de los maestros, los enfermeros, la administración y hay que mantener una férrea política para poner techo a las discusiones del sector privado”. La manera de poner techo en las discusiones del sector privado es generando mecanismos de disuasión. En aquella fábrica donde la demanda se exprese, que la patronal tenga los instrumentos para que la demanda desaparezca. Es decir, mano dura. Restringir la libertad sindical.

Este es el modelo de la derecha de nuestro país, y es el modelo de la derecha en toda América Latina. Este es el camino que ellos propugnan. Es lo que pide el Fondo Monetario Internacional. Que antes estaba en condiciones de venir y de exigirlo en esos ultimátum que les hacían firmar a los presidentes, y que hoy no tienen esa potestad. Por eso, hoy el trabajo sucio de demandar esa receta conservadora, corre por cuenta de algunas entidades empresarias o de los grandes medios de comunicación que son propiedad de esos mismos grupos empresarios concentrados, y que no casualmente, ponen el grito en el cielo porque en el día de ayer las centrales de trabajadores fuimos convocados a la casa de gobierno para discutir la revisión de la ley de radiodifusión, que permitió esta brutal concentración en tres o cuatro manos de los medios de comunicación de todo el país. Ahora, no casualmente, esta ley de radiodifusión que actualmente rige en Argentina y que permitió la aparición de los oligopolios de la información que existen en el país, es una ley que surgió en la época de la dictadura militar. Y no lo dicen. La ley que ellos defienden es una ley que no la aprobó ningún congreso, ni se votó en ninguna cámara de senadores o diputados, sino que la impusieron los militares en el año 1977. Del mismo modo que impusieron en 1977 otra ley, que debemos derogar y que es quizás llegar al corazón de la disputa por la construcción de una nación más justa y es la Ley de Entidades Financieras. Esa ley que se escribió a la imagen y semejanza de las necesidades de los grupos capitalistas transnacionales dedicados a la especulación financiera. Estas son las cosas que todavía están en el corazón de un modelo que sigue conservando algunas piezas claves del viejo orden y que nosotros estamos tratando de transformar.

Y estamos en un punto en el que empieza a haber turbulencias, como las que nos sacudieron en el conflicto del campo. Fíjense cómo se mete la prédica de los medios de comunicación que hasta yo digo “el conflicto del campo”, cuando en realidad, el campo es el pasto y no tiene nada que ver, acá el problema son los dueños de la tierra, los terratenientes, los latifundistas, que no es el campo. O los grupos financieros, que hoy están vinculados al negocio de la soja, o los pequeños y medianos propietarios que también son parte del conflicto, aunque después creo que tenemos que profundizar para separar un poco la paja del trigo, ya que hablamos de campo.

Estamos en un momento difícil, complicado. En esos momentos en donde, como las aguas vienen turbulentas, se mezclan aguas de distintos ríos, y en donde a veces las corrientes se hacen tan fuertes que, los que nadamos, a veces creyendo elegir la dirección en la que nos movemos, somos arrastrados, como pasa con las corrientes de los ríos a lugares a donde no nos proponíamos ir. Y a veces somos tan arrastrados que terminamos agarrándonos de algún borde como para no terminar perdidos definitivamente. Vivimos una situación difícil. Sin que hayamos conocido todavía el sabor de la justicia plena, la derecha reacciona como si realmente hubiésemos avanzado al punto de convertir a nuestro país en un paraíso de justicia social. Apenas cuando empezamos a discutir lo que haría falta para empezar a recuperar parte de lo que perdieron los trabajadores en nuestro país, la derecha reacciona como si realmente estuviésemos viviendo en un sistema que oprime las libertades del capital, que ejerce una política expropiatoria sobre los pobres capitalistas que tratan de sobrevivir ante el sojuzgamiento de una especie de dictadura de un gobierno que intenta ponerle la mano en el bolsillo. Esto que yo les cuento así lo leí, palabras más, palabras menos, estando en Chile cuando fui hace poquito a un congreso de la Central Unitaria de los Trabajadores chilenos, en el diario La Tercera, un diario de circulación masiva de la derecha de chile. Su editorial narraba el conflicto con los sectores del agro en estos términos: era una lucha libertaria que había “lanzado al pueblo a la calle a protestar y a poner contra las cuerdas a un gobierno que oprimía y utilizaba al poder del estado para sojuzgar a los ciudadanos que trataban de sobrevivir…” Esta era la narración del periódico de la derecha. Y cuando estuve con los compañeros de la CUT, también conmovidos por la virulencia del conflicto en la Argentina, los compañeros de la CUT me decían que las imágenes de las cacerolas en Plaza de Mayo les recordaban junio del ’73. Y cuando les pregunté qué fue junio del ’73, me contaron que fue el proceso previo al derrocamiento de Salvador Allende. Cuando la clase media alta y los ricos de ese país salieron a batir cacerolas en el marco de un brutal desabastecimiento que fue el fuego de mortero previo a la intervención de los militares a manos de Augusto Pinochet. Esos dos relatos distintos, visto por los sectores del poder económico, una lucha libertaria y visto por los trabajadores, una especie de preámbulo de restauración de la derecha. Por supuesto, hay compañeros, del campo popular, que con razón digan, “bueno, no vengan con la historia, permanentemente, de que si se reclama, viene la derecha, que si se reclama viene la reacción…” Hay muchos compañeros que hoy dicen eso. “Ya golpes de estado no va a haber”. Es muy probable. Tampoco podemos poner ninguna firma ni poner las manos en el fuego. Sabremos librarnos de ellos si construimos poder popular, ya que nada nos garantiza nada en el sistema en que nosotros vivimos. Los que defienden sus privilegios no le hacen asco a nada, y ya lo demostraron en las historia de la Argentina. Quienes conocemos un poco porque lo vivimos y otro tanto porque lo leímos, sabemos que tienen las manos manchadas con sangre desde el primer obrero, y casi si me remonto desde más atrás diría, desde el primer indio que se quiso poner de pie para decir basta.cuestionar. Ya los conocemos.

Pero es verdad, en lo inmediato no existe esa posibilidad. Ahora, no podemos perder de vista, que sin ser un golpe de estado, el poder económico produjo, al término del gobierno del doctor Alfonsín una brutal embestida contra nuestro pueblo que consistió en la hiperinflación. Que puso al borde del hambre a millones de argentinos. Y que fue la tarea de ablande previo para que después viéramos como una bendición del cielo el inicio de la convertibilidad. Que reagrupó al bloque dominante, que en el gobierno de Alfonsín venía en contradicción, porque el sector financiero se imponía sobre otros sectores, por ejemplo, los que estaban vinculados al tema del agro o al tema de la industria. La hiperinflación acomodó los tantos. Nos hizo pagar a los trabajadores. El hambre generalizado, la hambruna de fines de los ’80 fue lo que pagó el inicio de la convertibilidad. Lo que había que poner para que se reorganizaran los intereses del bloque dominante lo pagamos los trabajadores. Y en el final de la convertibilidad, que termina con la eclosión de la salida del gobierno de la Alianza, cuando empieza el proceso de devaluación, los que pusimos lo que había que poner para que ese proceso de devaluación, de salida de la convertibilidad fuera posible, fuimos otra vez los trabajadores. Otra vez con el hambre. Porque los empresarios, tanto de la producción como de las finanzas, tuvieron resarcimientos del estado. Hubo una inmensa cantidad de millones de dólares de subsidios para que los empresarios pudieran resarcirse. A tal punto fue el saqueo, que hasta los bancos privados, que juntaron en pala el dinero durante 10 años en los ’90, y lo mandaban afuera, con la historia de que eran Banco de Londres, Banco de Nueva York, y que era bueno entonces privatizar y dejar que vinieran, porque entonces el día que hubiera crisis teníamos el respaldo de Nueva York y de Londres, se la llevaron en pala y después el estado nacional, con plata nuestra, tuvo que reponer los depósitos para que ellos no perdieran un solo centavo. Y eso lo pusimos otra vez los trabajadores. Ese fue el final de la salida de la convertibilidad. Cada vez que en nuestro país se rompió un ciclo, en el que prevaleció un patrón de acumulación que acomodó los intereses en el bloque dominante, cada vez que entre ellos ajustaron cuentas para reacomodar sus intereses, los platos rotos los terminamos pagando los trabajadores.

Y yo creo que hoy estamos entrando en un ciclo parecido. El otro día, Página 12 tenía un título que a mí me parecía muy sugestivo: “Se está pariendo un nuevo bloque de poder económico”. Por qué, porque está apareciendo un nuevo actor. El alza en el precio de la soja a nivel mundial, un fenómeno que tiene solamente un correlato que es el del precio del petróleo. Ningún comodity creció tanto en tan pocos años como la soja. Es más, se estima que puede seguir creciendo ese precio . Y esto está produciendo en todo el mundo, no en la Argentina solamente, que esa es otra de las mentiras que nos quieren hacer creer los grandes medios de comunicación, un alza en el costo de los alimentos. Por qué crece el costo de los alimentos en la Argentina, porque uno puede decir, en Argentina no comemos soja, cuál es el problema. El problema es que las áreas que antes se destinaban a criar vacas o que se destinaban a plantar maíz o a plantar trigo, que sí son consumos de los argentinos, hoy se destinan a plantar soja y se están achicando cada vez más. Es decir, decrece la producción de algunas producciones que consumimos nosotros y sobre todo decrecen más porque también el trigo, también el maíz y también la carne, tienen para los que exportan, precios muy ventajosos. Pero no es que tienen precios muy ventajosos por una cuestión de la naturaleza. Si yo tengo un dólar muy alto y soy productor de artículos que se venden fuera del país, voy a ganar muchos mercados porque entro más fácil porque mi mercadería, comparada con la de otro país que tiene un dólar más bajo, es más competitiva. Entonces, los mercados que ganaron los productores agropecuarios, los mercados que ganaron los que venden carne, los mercados que ganaron los que exportan, lo hicieron gracias a que hay un dólar alto. Quién puso el dólar alto fue el Estado. Es una política deliberada del Estado. Porque si se dejara flotar libremente estaría por lo menos al nivel en el que está Brasil. Ahora, si el estado, para favorecer a los agroexportadores pone un dólar alto y con eso desguarnece el salario de los trabajadores en Argentina, porque en la misma medida en la que yo levanto el dólar desvalorizo el peso y en pesos cobran los trabajadores argentinos, si el estado hace eso, tiene que tener alguna política para evitar que el que exporta quiera vender adentro del país al mismo precio que vende en Europa. El que exporta dice “yo no soy el Buen Samaritano, yo tengo vacas y el kilo de carne vale tanto, yo quiero vender al mismo precio acá, si vendo afuera a 120 quiero vender acá a 120. Yo no me dedico a hacer beneficencia, yo no quiero mantener a la familia argentina vendiendo más barato”. Entonces el gobierno que le dice: “Pará un cachito, vos vendés a 120 porque yo te levanté el dólar y al levantarte el dólar a vos le bajé el precio de su salario a los trabajadores, así que acá tenés que vender una parte de lo que no exportás a un precio que se pueda consumir acá”. En esa disputa de intereses, la política de retenciones es lo que el Estado utilizó en distintos momentos desde la década del 60, para impedir que los precios que se pagan afuera se trasladen inmediatamente a la góndola de nuestro país. Porque al sacarle una parte importante de esa renta extraordinaria que obtienen, lo desalientan a vender todo afuera.

Hasta ahí, nosotros decimos, como dijimos en el comunicado de la CTA que la CTA apoya la política de retenciones. Por qué? Porque nosotros estamos convencidos de que para terminar con el problema de la pobreza, hay que terminar con otro problema, que es el problema de la concentración de la riqueza. No se puede querer resolver la pobreza mirando solamente la pobreza. Hay que meter en la mesa de discusión la rentabilidad empresaria. Ustedes fíjense que cada vez que va a haber paritarias, los empresarios y la derecha, los comunicadores sociales, como se hacen llamar, entre comillas, qué dicen: “Bueno, hay que tener responsabilidad. Hay que ir, pero hay que discutir un techo para la demanda salarial.” Ahora bien, es normal discutir un techo para la demanda salarial, nadie dice que eso es malo, todos dicen que eso es absolutamente lógico y plausible, fenómeno. Pregunta, por qué no se puede discutir entonces, un techo para la rentabilidad empresaria. Por qué discutir un techo para los salarios, que es el valor por el cual nosotros vendemos nuestra fuerza de trabajo, y resulta que el valor en el que ellos venden la carne no puede tener techo. Cuál es la lógica? Esta es la discusión. Los salarios techo si; la rentabilidad empresaria, techo no. Esta es la discusión.

Por eso la CTA dice que tiene que tener techo la rentabilidad empresaria. Y el estado debe apropiar parte del excedente. Porque si no hay apropiación del excedente por parte del estado, no hay distribución de la riqueza posible. La riqueza no se distribuye solamente con mejores salarios, porque en la pirámide salarial, son los de la punta los que se benefician, los que están abajo obtienen mucho menos. Porque tienen trabajo en negro, porque trabajan en el campo, en el interior, porque son empleados públicos contratados… Porque ustedes saben que una cosa es discutir salario en la provincia de Santa Fe, y otra cosa es discutir salario en la provincia de Formosa. En el sector público ya hay diferencias, imagínense lo que es en el sector privado. Imagínense lo que es para un peón de campo de Formosa, en el medio de la selva, discutir su salario. Entonces, por más salario que haya, en discusión de paritarias, la paritaria beneficia al 35 o 40 por ciento, con suerte, el resto queda afuera. La distribución de la riqueza tiene que ser una política de estado para todos, no para los que pueden tener el beneficio de una paritaria. Y tiene que haber para eso apropiación de una parte de la renta.

Ahora, nosotros decimos que “el campo” no es todo el campo. Ahí hay de todo. Hay “tiburones” de un tamaño gigantesco, como son los pool de siembra de soja, que se conforman en Nueva York. Hoy da tres veces más la inversión en soja que la inversión en bonos en la bolsa de Nueva York. Diez por ciento anual contra treinta por ciento anual. Entonces, los grupos financieros, que hoy manejan al “know how”, es decir, manejan el conocimiento, saben que en Argentina, en 2008, es un gran negocio sembrar soja, porque hay mayor demanda de la China, porque hay mayor demanda de la India. Hay millones y millones que se van sumando a la demanda mundial y levantan el precio, entonces es un gran negocio. Entonces qué hacen los pool, juntan dinero, se asocian con las multinacionales agroquímicas (que son yanquis, que son europeas) y vienen a la Argentina, agarran a un pequeño productor de 100 o 200 hectáreas y le dicen: “vos cuánto ganás por més, 10000, bueno, levantá las gallinitas, llevate los chanchos y dejános el terreno, que te damos el triple.” Y está pasando eso.

En esta historia, nadie pierde hoy. Esto es así. No es que están perdiendo. Hay algunos que, si hay retenciones, van a ganar menos. Los pool de siembra son los que hoy vendrían a ser el “tiburón”, que va comiendo las sardinas. Es verdad. Y creo que lo que dice la Federación Agraria es cierto, si nosotros no paramos esta tendencia a la concentración, como el cultivo de la soja no requiere mano de obra prácticamente, no requiere que se recorra todos los días el terreno, no requiere nada de eso, se recorre una o dos veces, algunos lo hacen vía satélite, saben cuando tienen que enviar las máquinas, levantan y van directamente a exportar. Ni saben dónde está en el mapa el país que les está dando tantos dividendos por este cultivo. Esa es la verdad. Si no paramos esta tendencia a la concentración, tenemos dos problemas: uno, que vamos a tener un país productor de un monocultivo que ni siquiera consume, la soja . Porque el que tiene un campo lo que busca es que le rinda, que le de ganancia. No busca otra cosa. Optimización de ganancia, esa es su lógica. El trigo me da 2, el maíz me da 2,50; la soja me da 4; soja, listo. Esa es su única lógica. Si el estado no interviene para poner coto a este proceso, nosotros dentro de tres años vamos a tener plantada soja hasta en las macetas de los balcones de nuestras casas. Y ese es un problema para todos los argentinos, aunque sea un gran negocio para los que exportan soja.

El otro problema que requiere intervención del estado es parar el despoblamiento del campo, porque si todos los pequeños productores que antes habitaban el campo, ahora se van a ir a la ciudad, van a comprar un departamento y van a vivir de renta con un coche último modelo, se va a despoblar el campo y vamos a construir un país que, en términos de desarrollo va a ser insustentable. Para ello, tal como también lo reclama la Federación Agraria en el documento de la Paritaria Social, el Estado debe garantizar un modelo de producción con protección y promoción de la pequeña producción y de la unidad agrícola familiar.

Para eso, y es lo que nosotros apoyamos en la demanda que hicimos junto a la Federación Agraria hace dos meses, necesitamos políticas que protejan a los pequeños y medianos productores para que constituyan, arraigados en la tierra, siendo parte de la producción agrícola ganadera y para que aporten a la diversificación. Para que produzcan leche, para que críen cerdos, para que puedan producir otro tipo de cultivos, es decir, una diversificación que garantice la soberanía alimentaria de nuestro país. Y que además garantice que el campo no termine despoblado y que garantice que no terminen de desaparecer los pequeños y medianos productores, que son los que generan mano de obra. Por eso nosotros hicimos un petitorio en común con los compañeros de la Federación Agraria, que es la propuesta que íbamos a expresar en la marcha del 22 de abril que tuvimos que suspender, porque en esto que fue la turbulencia y el mezclarse mal de las aguas, porque se mezclaron mal, se mezclaron en contra de los intereses de los sectores populares, y creo que en este sentido, la derecha se posicionó muy fuerte, le pegó una estocada a fondo al gobierno, logró avanzar varios casilleros y creo que están todavía en una situación de avance. En ese mezclarse mal de las aguas, nosotros enfrentamos un problema: que teníamos a los compañeros de la Federación Agraria cortando las rutas y haciendo actos con los de la Sociedad Rural, con los que nosotros no podríamos ir ni hasta la esquina. Es decir, una contradicción en el seno del mismo campo popular. Quién saca ganancias de esta contradicción? A mí no me caben dudas que los sectores más poderosos. Si nosotros no podemos acomodar estas cosas a favor de los sectores del campo popular, esta historia termina con otra escalada de los precios de la canasta alimenticia y con los trabajadores poniendo la diferencia. La diferencia que no pudieron sacar de arriba, la vamos a terminar poniendo nosotros de abajo, pagando tres veces lo que antes salía uno. Este es el fin de la historia si los de la Sociedad Rural y los pool de siembra ganan la pulseada.

Y esto es lo que a nosotros nos tiene que hacer encender la luz de alarma. Porque en medio de esto, la conducción de la Federación Agraria, por la base que representa, quedo en una situacion dificil. La conducción de la federación Agraria, yo no tengo ninguna duda, son parte del campo popular. Esto hablando en términos de individuos. Pero una cosa son los individuos como tal y otra muy distinta son los intereses concretos que como sector social pueden representar en determinada circunstancia histórica, en una encrucijada de conflicto en el que coyunturalmente y, aún sin haberlo elegido, las demandas de los que representa la Sociedad Rural pueda tener puntos en común con los pequeños productores. Con una contradicción más, los que pusieron más el cuerpo en los cortes de rutas fueron éstos últimos, justamente los que a la larga también llevan las de perder si la Sociedad Rural ganara de punta a punta. Sin contar, además, el componente de las autoconvocatorias que, con una gran cuota de exasperación corporativa, hacen más conservador aún el esquema de la denominada ¨lucha del campo¨.Esta es la complejidad. Lamentablemente estamos en una encrucijada muy dificil porque esos compañeros forman parte de nuestro espacio de alianza.

Hay que decir también que esto fue así por responsabilidad del gobierno, que metió a todos en la misma bolsa y persiste con políticas que castigan a los más débiles.

Para que las aguas se mezclaran mal hubo en el origen del conflicto un error del gobierno. El mismo error que comenten con la CTA. Que es subestimar la incidencia, la importancia de sectores populares que no son los que están “anotados” en la “grilla” del poder. Por qué lo digo yo, por el tema CGT-CTA. Nos niegan la personería gremial sistemáticamente, porque en el fondo le temen a un ordenamiento en el que aparezcan nuevos actores sociales, menos dispuestos a subordinarse a un esquema de control de las demandas populares. Creo que el gobierno comete con la Federación Agraria, el error de no reconocer que representan genuinamente a un sector que tiene que ser escuchado y que tiene que tener políticas diferenciadas. Recién al final del conflicto anuncian que van a hacer, lo que mucho antes deberían haber hecho para evitar esto, que la Sociedad Rural los terminara usando de mano de obra para darle un barniz popular a sectores que en el imaginario popular estan claramente identificados con la derecha más conservadora. Acá los que pusieron el cuerpo fueron los compañeros de la Federación Agraria. Por supuesto, muchos chacareros, que ustedes los habrán visto, acá en los pueblos, será la primera vez en su vida que salieron a hacer una manifestación cívica o de lucha. Qué quiero decir, que no tienen, por historia y por pertenecia de clase, la conciencia que tienen los trabajadores, que por experiencia han hecho una huelga, han hecho dos, tres, cuatro y en la quinta terminan de entender que cuando uno pide 10, si le dan 7 tiene que cantar las hurras, si le dan 5 a veces tiene que aceptar, y si no le queda más remedio, a veces tiene que seguir peleando sabiendo que va al matadero.

Y el gobierno tiene reflejos tardíos. Muchas gestiones intentó la Federación Agraria mucho antes del conflicto, sin ser escuchada. Esto es así y a nosotros que muchas veces los acompañamos, nos consta.

Me parece que también el gobierno tiene otra contra. Está en un balbuceo que va y viene sin definir algunas cuestiones. Y qué es lo que tendría que definir? Cubrir la diferencia por el flete para los que están más lejos, eso está en la petitorio que firmó la CTA con la Federación Agraria. Resarcir a los pequeños con devoluciones de las retenciones, eso también está en el petitorio. Pagar compensación por combustibles, fertilizantes y agroquímicos, sino la ganancia es para los que venden los agroquímicos que es una multinacional que todo lo que gane acá lo va a depositar afuera. Eso también está en el petitorio que entregamos hace dos meses. Era correcto plantearlo y lo pedimos junto con ellos. Al gobierno le faltó sensibilidad y voluntad política de generar un ámbito para que las respuestas que se tenían que generar se generaran.

Yo creo que es así, sin ninguna duda. Ahora, todo esto, no me exime de tener que asumir, como representante de una central de trabajadores, que si el 2 de mayo por diversos factores el conflicto vuelve a estallar, y ahí se vuelven a mezclar las aguas, nosotros no podemos estar haciendo marchas para apoyar las políticas de desabastecimiento a los sectores populares, ni pidiendo que aumenten los precios para que se resuelva el conflicto, como quiere la Sociedad Rural.

Lamentablemente, esta es la definición que nosotros tenemos que tomar. Qué tratamos de hacer, bueno, tratar de acercar a la Federación Agraria, tratar de hablar, tratar de abrir la instancia que sea posible, de oxigenar, de separar las aguas. Ellos tienen que estar con nosotros, no con la Sociedad Rural. Por supuesto, visto desde el chacarero, al chacarero le da más seguridad que sus representantes aparezcan al lado de Miguens . Es el frente del campo todo sólido, “unido”, eso que muestran los cuatro en las conferencias de prensa. Pero lo cierto es que para la Central de trabajadores esa fotografía de las entidades ruralistas en un solo puño, es problema. Y no se trata de sacar otra foto que luzca mejor, se trata de reconstruir un esquema de unidad del campo popular con un contenido que tenga coherencia con nuestros intereses como clase trabajadora.

Nosotros como conducción de la CTA no podemos decir alegremente, “bueno, que se liberen las fuerzas del conflicto y después vemos” porque esta historia, si no tiene un corte afectando los intereses de los sectores concentrados tiene un corte afectando los intereses de los sectores populares. No hay salida. Y a esto hay que asumirlo así. Y nosotros, por el compromiso de clase que tenemos, por la pertenencia de clase que tenemos, tenemos que luchar para que el corte sea arriba y no abajo.

Se entiende que desde esta realidad hubo muchos compañeros de la CTA, muchos, que participaron en la marcha a plaza de mayo, porque hubo una embestida de los sectores más reaccionarios, que se enancaron en las demandas justas de los pequeños, los metieron en el mismo paquete que los voraces dueños del campo y de paso, la derecha política, la que añora el viejo orden, de represión y de los militares, salió a la calle, con la anuencia y la complacencia de muchos grandes medios de comunicación, que como saben que tienen que discutir la ley de radiodifusión, como saben que en esa discusión pueden llegar a perder parte de lo que monopolizan, empezaron a pegarle al gobierno para debilitarlo. Para tener un gobierno débil, desorientado, con las defensas bajas, que acepte entregarle la agenda a los sectores que siempre la tuvieron. Por lo tanto, no hay ley de radiodifusión nueva, se concentran más los medios; no hay retenciones, se concentran más las ganancias; hay libertad para exportar, no se reforma la ley de entidades financieras y de la reforma tributaria, muchachos, olvídense porque no se va a hablar en este país mientras esté este gobierno. Ese es el pacto que quieren los sectores más concentrados del poder económico. Ese es el pacto que quiere la derecha. Ese sería el peor escenario para los trabajadores, ya que nosotros no somos de los que creemos que cuanto peor, mejor.

Ese pacto significa para los represores, impunidad. Por eso, Cecilia Pando va a la Plaza de Mayo con estos tipos. A Cecilia Pando le interesa un bledo los intereses de Buzzi o de los pequeños chacareros, pero sabe que tiene que estar ahí para tratar de lograr un cerco de impunidad sobre los represores que están yendo en cana. Con un dato más que salió la semana pasada en Clarín: hay un juez que está por firmar, por primera vez en la historia de nuestro país, la nulidad del indulto que hace que José Alfredo Martínez de Hoz no tenga que recorrer ningún despacho judicial y no termine en la cárcel. Y este es un tema importantísimo, clave para el futuro. Porque nosotros siempre dijimos, los militares fueron el brazo ejecutor de una clase social de la Argentina que está teñida de sangre desde el inicio de nuestra historia. Y, particularmente, los que fueron cómplices del genocidio. Porque al genocidio no lo hicieron cuatro idiotas que querían ver correr sangre en la calle, sino que se hizo a imagen y semejanza del interés del poder económico concentrado que representa José Alfredo Martínez de Hoz. Y si ese tipo va en cana, empieza otra historia en nuestro país. Porque ya no va a ser solamente juzgar a los que dispararon el arma, sino que va a ser juzgar a los que le pusieron el arma en la mano. Es lo mismo que con el crimen de Fuentealba, cuando nosotros decimos que el cabo Poblete tiene que ir preso, fue el autor material. Pero Sobisch fue el autor intelectual. Fue el principal responsable del crimen de Fuentealba, aunque otro, un empleado de él, haya hecho el disparo. Esto es lo mismo. Y eso se quiere parar en la Argentina. Porque significaría entrar en un proceso todavía mucho más profundo de revisión del pasado, donde le estaríamos dando el último sentido a lo que fue el genocidio. Eso está en disputa también.

Nosotros en el día de ayer estuvimos en la reunión con la presidenta de la nación. Por supuesto que apoyamos la sanción de una nueva Ley Nacional de Radiodifusión. Porque creemos que el monopolio informativo que hoy ejerce el grupo Clarín, que hoy ejerce el grupo de Manzano y Vila, América y todo el pool informativo de ellos, y un par de grupos más, atentan contra la democracia en nuestro país. Ellos están modelando el sentido común de nuestra sociedad- Ese sentido común que hace que alguien que es morocho diga “este D’Elía es un negro de mierda”, que va a “apretar a la ciudadana que va con la cacerola a hacer un reclamo cívico”. Ese tipo de discurso, donde hay ciudadanía de primera y ciudadanía de segunda. En una nota que me hacían hoy a la mañana me decía un periodista si era cierto que en la reunión la CGT había deslizado el pedido de una señal de cable y una señal de radio, y yo le dije que si. Y me dice “cómo ustedes que son democráticos, que son de una central que yo respeto tanto, que vienen de la CTERA, que tienen democracia, debate…, como pueden consentir que la CGT pida una señal de radio y de televisión”. Ahora, yo digo, por qué nadie se hace esa pregunta cuando los empresarios se adueñan de los medios, para CONVERTIR LA LIBERTAD DE PRENSA EN LIBERTAD DE EMPRESA.

Dos o tres grandes grupos empresarios pueden ser dueños de la mitad de los medios de comunicación de la República Argentina, y está bien, eso es “democracia”, eso es “madurez política”. Ahora si una central de trabajadores pide tener una señal de cable, eso es una aberración, porque no son democráticas, teóricamente. Yo le decía, quiero vivir en un país donde las Madres de Plaza de Mayo puedan tener un canal de televisión. Donde lo pueda tener la CTA. Donde puedan existir radios comunitarias, donde exista diversidad. Diversidad en serio y posibilidad de elegir. Donde el sentido común no sea siempre el pensamiento hegemónico de las clases dominantes. Porque eso es el sentido común. Cuando el tipo que está abajo empieza a pensar las cosas con la misma mentalidad que si estuviera arriba… Cuando su grupo de pertenencia, que es ser laburante, es distinto a su grupo de referencia, porque se referencia en las clases dominantes porque piensa como ellos, estamos jodidos. Eso es un proceso que se hace a través de los medios de comunicación y que ellos lo tienen estudiado. Y que se hace, no solamente con los programas de información política. No es que el tipo que gana dos pesos pone el programa de Grondona a ver que opina de la etimología griega de la palabra trabajo…no. Eso se hace a través de Bailando por un Sueño, con el programa de las gorditas, el otro donde compiten todos contra todos… Es decir, cada pequeña cosa que se produce en los medios de comunicación masiva destila ese sentido común impuesto por los que modelan la subjetividad colectiva.

Entonces, nosotros necesitamos y ellos lo saben e intentan impedirlo, diversidad informativa, pluralismo. Que se expresen todas las ideas. Por supuesto, el periodista me decía, que esta es una contradicción más del gobierno. El mismo gobierno que no democratiza el movimiento obrero, quiere democratizar los medios de comunicación. Y yo le dije, es verdad, es una contradicción. Una de las tantas en las que estamos inmersos. Es más, es un gobierno que no está decidido a fondo en la distribución justa de la riqueza, no está decidido. Ahora, si no existe la fuerza organizada para que eso se pueda producir, no va a surgir por una gracia de los que gobiernan. La conquista de los derechos y la distribución justa de la riqueza es uno de los derechos esenciales, que se conquistan con la lucha del pueblo organizado o no se conquistan. Porque nadie nos va a regalar el derecho a tener una vida digna. No podemos pensar que va a venir un gobierno benefactor y listo. Eso no existe. Se va a construir en la dinámica social. Este gobierno va a ser más “justicialista” de lo que hoy es, si el pueblo está en condiciones de demandar organizadamente y movilizado. Y va a ser más conservador si los sectores de la derecha, como lo demostraron en este conflicto, vuelven en mayo, arremeten y se lo llevan puesto. Y no digo que van a voltear al gobierno, digo que le van a mover la mano al ministro de economía para que firme todo lo que ellos quieren. Creo que es la correlación de fuerzas entre el campo popular y los grupos dominantes lo que define la orientación de este gobierno. Que no es un gobierno propio, pero es un gobierno de base popular, que intenta avanzar en algunas transformaciones, no lo puede negar nadie que con objetividad no haya visto tres o cuatro cosas, entre otras, la política de derechos humanos. Pero que requiere de nosotros la capacidad de intervenir.

Si nosotros alegremente, hubiéramos ido a cacerolear el día que fueron los sectores de los barrios pudientes porteños, si hubiésemos pensado que toda lucha es buena, si hubiésemos pensado candorosamente que el pueblo volvió a salir a la calle como en el 2001 con las cacerolas y las banderas de la CTA, hubiésemos estado escupiendo contra el viento. No toda movilización y toda lucha es buena porque sea una movilización. Hoy la derecha aprendió que ellos también pueden movilizar para poner en crisis y en jaque las políticas que no les convienen. Antes lo hacíamos solamente los sectores populares, los que luchábamos. Pongo un ejemplo concreto: la lucha encarnizada de los estudiantes universitarios pertenecientes a los sectores pudientes de Venezuela en contra de Chávez. Alguno de estos que en cualquier lucha estudiantil ven la revolución (y nosotros tenemos varios) se pueden subir a un colectivo que va a un lugar equivocado. Es decir, en lugar de ir a la casa de parto, vamos para la morgue en algún colectivo, si no nos fijamos bien quiénes lo manejan. A los estudiantes venezolanos les está pasando eso: luchan contra el “gobierno opresor de Chávez”. “Gobierno opresor de Chávez”, lo mismo que dice Bush.

Nosotros decidimos no salir el 22 de abril. Y fue una decisión dura porque hay que salir y explicar porqué se posterga una marcha. Y hay compañeros que levantan la mano para decir “Ahí tienen, Yasky demostró una vez más que entrega a los trabajadores. En un momento en que el pueblo argentino lucha, la CTA se mete debajo de la cama”. Ahora, nosotros tenemos que elegir cuando salimos a la calle y para qué salimos a la calle. No vamos a ser idiotas útiles de ningún sector de la derecha de este país.

Dijimos que tenemos que instalar la demanda de la distribución de la riqueza y tenemos que exigir con urgencia la convocatoria al Consejo del Salario. Nosotros estamos viviendo un proceso de alza de los precios, algunos con unos pesos más, que probablemente los perdamos rápido, los que ya cerramos convenio salarial, y otros sin haber cerrado convenio salarial. Estos están pagando con el viejo salario los nuevos precios. Y éstos son cerca del 50 por ciento. El 50 no registrado, más los desocupados, más algunos gremios que no cerraron sus convenios. Están pagando a cuenta de lo que van a lograr, lo que ya aumentaron los precios.

Por ello henmos resuelto reclamar al gobierno, con carácter de urgencia, la convocatoria al Consejo del Salario. Le exigimos al gobierno, además, avanzar en dos aspectos que son claves, porque si entramos a pedir aumento salarial cada vez que aumenten los precios, también en esa carrera perdemos nosotros. Por supuesto que tampoco vamos a renunciar a poner el tema de la recuperación salarial cuantas veces halla que hacerlo, pero tenemos que ir a buscar algunas reformas estructurales que modifiquen el modelo. Para nosotros, hay una clave que es la reforma tributaria. Aunque sabemos que no es algo de consecución inmediata, hay que empezar a levantar la bandera de la reforma tributaria que haga que en nuestro país el estado recaude más poniéndole la mano en el bolsillo a los que tienen más. Y no como sucede ahora que el principal impuesto es el IVA, es decir, que todos pagamos por igual, los que compramos un paquete de polenta como los que compran un viaje a Nueva York. Eso es tremendamente injusto.

El otro tema que nosotros decidimos plantear es la implementación del seguro de empleo y formación y universalizar el subsidio por hijo aumentándolo, es decir, formas indirectas de aumentar el ingreso que no sean solamente aumentar el salario para algunos que le va a dar una dinámica más nociva a la inflación.

Y por supuesto hemos ratificado nuestra demanda de libertad y democracia sindical. El pacto del gobierno con la CGT que tiene que ver con el acuerdo a nivel del PJ, nosotros no podemos aceptar que sea la regla que explique que en este país se discrimina en derechos a los que están bajo el paraguas de la personería gremial que a los que no la tienen. Nosotros le planteamos al gobierno que garantice la vigencia de la libertad y la democracia sindical en tres planos para nosotros clave. Uno es el fuero sindical para los delegados de las simplemente inscriptas. Es decir, el que pertenece a un gremio que no tiene personería gremial y es elegido delegado, debe tener su puesto de trabajo inviolable igual que el que pertenece a una organización que tiene personería gremial. El derecho a la retención de la planilla de afiliación para las organizaciones simplemente inscriptas. Es decir, que las organizaciones que no tengan personería gremial y que se constituyan puedan ejercer el mismo derecho recaudatorio que aquellas con personería. Y el tercero es el derecho a la representación colectiva en el conflicto, de aquellos trabajadores que pertenezcan a organizaciones sin personería. Es decir, cuando hay un conflicto y aparece una conducción emergente, la patronal debe aceptar que en la mesa de negociación se sienten los que legítimamente fueron elegidos para representar a los trabajadores. Nosotros le hemos dicho al ministro de trabajo que lo que queremos es que se garantice este piso de derechos.

Nosotros definimos el 13 de mayo como el inicio de una campaña de movilización y difusión en todo el país por la democracia y los derechos al sindicalismo libre. El 13 de mayo va a haber una conferencia de prensa en Buenos Aires y se va ha lanzar una campaña de afiches en todo el país para pegar en los lugares de trabajo y la calle, con la consigna “Libertad y Democracia Sindical, para la distribución de la riqueza con justicia ahora”. El día 16 vamos a convocar a una marcha nacional, donde esperamos que participen los compañeros de Santa Fe, Entre Ríos, Mar del Plata, un círculo de más o menos 400 o 500 kilómetros a la redonda de Buenos Aires para que puedan participar y fuera del círculo, organizar actos en todos las provincias para que la demanda resuene en todo el país. Esperamos antes de esa fecha tener la firma de los decretos. Si no, vamos a salir a la calle y seguiremos peleando con la perspectiva de reinstalar en junio el tema de la distribución de la riqueza en el marco de la Paritaria Social. Y ese sería el mes en donde estaríamos convocando a ese acto que habíamos previsto para el 22 de abril.

Bueno, ese era el panorama que yo quería compartir. Muchas gracias compañeros.

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