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Hacia la Constituyente Social – Ciclo de Charlas en la CTA Nacional (FeTERA SEMANAL N° 480 06.10.08). El 10 de julio de 2008, en la CTA Nacional, se dio inicio al Ciclo de conferencias programadas por la FeTERA, en el marco de la iniciativa aprobada por la CTA Nacional, respecto a la conformación de un movimiento político, social, cultural y de liberación, que se está instrumentando a través de la Constituyente Social. La primera conferencia de este ciclo fue dictada por el ingeniero Agustín Arbor González, Secretario General de la APCNEAN. Agustín Arbor González es uno de los científicos más importantes de la Argentina en Energía Nuclear. José Rigane, Secretario General de FeTERA, presentó al Ing. Arbor González: “Agustín Arbor González, Secretario General de la Asociación de Profesionales de la Comisión Nacional de Energía Atómica y la Actividad Nuclear de todo el país, APCNEAN, es uno de los científicos más importantes de Argentina en Energía Nuclear. Representó, por siete años, al país, ante el Organismo Internacional de Energía Atómica, con sede en Viena, y fue condecorado por el gobierno de Austria, por la labor realizada durante ese período, en este campo.” El material didáctico puede se encuentra como documento adjunto al pie de página, en formato pdf. Conferencia del Secretario General de la APCNEAN, Ing. Arbor González En 1994 se realizó la partición de la Comisión Nacional de Energía Atómica, cuando aún no estaban dadas las condiciones de masa crítica de recursos humanos suficientes, ni de otros elementos adicionales importantes para concretar dicha medida de manera planificada y no traumática, como resultó ser. El simple propósito de la partición fue intentar privatizar las centrales nucleares y “sacarlas” de la esfera de la Comisión Nacional de Energía Atómica. Eso ya es historia, lo que ahora se hace necesario es mirar hacia delante, para remontar esta situación, tratando de integrar la actividad nuclear bajo un mismo paraguas, como lo estuvo siempre, con el objetivo de que la actividad nuclear sea una política de estado, porque es tecnología de punta que contribuye al desarrollo del país. Deberíamos ser un país desarrollado en todas las actividades. Hacia eso tenemos que propender, pero siempre recordando que sin la educación y formación de nuestra gente y sin desarrollo tecnológico, va a ser algo muy difícil, por no decir imposible, de alcanzar. La matriz primaria de energía en la Argentina, al 2005, estaba compuesta principalmente por hidrocarburos, hidráulica y nuclear y, en mucha menor medida, por carbón mineral, leña, bagazo y otros primarios. La Matriz Eléctrica En una curva de demanda eléctrica diaria (24 horas), tanto a altas horas de la noche como en la madrugada, la demanda es menor y comienza a incrementarse alrededor de las 7 de la mañana, cuando se empiezan a prender las luces, los equipos de consumo en el hogar (lo cual está en directa relación con la calidad de vida) y, finalmente, el pico principal de la demanda se produce entre las 18 y las 22 horas. Esta demanda que estamos describiendo se produce en ciudades tipo, como pueden ser Buenos Aires, Córdoba, Rosario. Se trata de una demanda típica de carga diaria. El país tiene una potencia instalada de aproximadamente 25 000 MW(e), pero cuando la demanda alcanza el pico cercano a los 18 000 MW(e) el sistema “tiembla”, porque se está en el límite de la potencia de generación –unos 18 000 MW(e). La diferencia entre los 25 y los 18 está en las “máquinas que están fuera de servicio por distintas razones” (desperfectos, mantenimiento, etc). Proyecciones Actualmente, el sector nuclear tiene una potencia instalada del 4%; sin embargo, la generación es del 8%, como consecuencia de que sus máquinas funcionan muy bien (con alto factor de carga, mayor al 80%), respecto de otras generadoras. Argentina cuenta con dos centrales nucleares en operación: Atucha I –360 MW(e)– desde 1974 y Embalse –640 MW(e)– desde 1984. Con el incremento de la cota de Yacyretá, más dos centrales de ciclo combinado, más Atucha II, hacia fines de 2010 estaremos contando con alrededor de 3500 MW(e) instalados adicionales. El desafío está, entonces, en la planificación y concreción, que hay que hacer, en tiempo oportuno, durante los próximos 20 años, para satisfacer el avance de la demanda, simplemente porque aumentan la actividad industrial y los enseres de confort, porque queremos vivir mejor y una condición indispensable para vivir mejor es tener más energía disponible. ¿Cómo llenar el vacío de generación hasta el 2025? ¿Con qué generación lo vamos a llenar? Ese es el gran desafío que tienen y tendrán quienes gobiernen el Estado Nacional. En este momento le toca a un partido político, después le tocará a otro y así sucesivamente. Se tiene que tomar conciencia de que la cuestión energética debe ser una política de Estado, independiente de los gobiernos que se sucedan, con planificación a mediano y largo plazo y concreción de los objetivos. Es obvio que sin planificación es imposible alcanzar los objetivos en algo que exige tanta preparación y las obras demandan altos valores de inversión y son de varios años de desarrollo y ni que hablar de la nuclear. No son estos proyectos que se pueden realizar de forma inmediata. A manera de ejemplo, recordemos que la Central Nuclear Atucha I tardó alrededor de 6 años, desde su comienzo hasta la puesta en operación. La Central Nuclear Embalse, que es un poco más grande en potencia pero no en complejidad, tardó 8-9 años, desde el inicio de su construcción hasta que entró en conexión a red. Esto demuestra que en este tipo de proyectos no se puede improvisar, se debe planificar y alcanzar las realizaciones en los plazos previstos. En energía, la emergencia se paga y se paga cara. Con respecto a cómo se llena el vacío de generación, estimamos que, a lo que ya tiene la red, existe la necesidad de incorporar 40 000 MW(e) más para el 2025, y no está definido cómo se van a generar 36 500 MW(e) de ese adicional. Al respecto, debemos tener en cuenta que nuestra matriz eléctrica es endeble, porque depende principalmente de los hidrocarburos y de la generación hidráulica (55% y 41% respectivamente). Una matriz es menos endeble a medida que cuenta con más diversidad de fuentes de generación, en un porcentaje adecuado a sus existencias presentes y futuras. Debemos tender, a lo largo del tiempo (próximas décadas), a tener una matriz eléctrica razonablemente balanceada en nuestro país, en cuanto a la diversidad y el porcentaje de las fuentes de generación. Esta matriz podría ser: 30% hidrocarburos, 30% hidráulica, 30% nuclear Todo indica que esta matriz, “teórica hoy”, debería ser la matriz “real de mañana” y eso nos llevaría a que más de 10 000 MW(e) deberían ser de origen nuclear en los próximos 20 años. Difícil de alcanzar, pero no imposible, si entendemos que con decisión política, presupuesto adecuado y recursos humanos, en calidad y cantidad, se pueden abordar los más importantes desafíos. Claro que para ello se hace necesario, diría imprescindible, trabajar y formar recursos humanos que se han ido perdiendo a lo largo de los últimos 20 años, porque se perdieron con los retiros voluntarios y las jubilaciones compulsivas, con el agravante que no ingresó personal calificado durante ese período y, en consecuencia, no se generó la escalera de la transmisión del conocimiento. Al analizar los factores de carga, que significa la disponibilidad de energía que tiene una central de generación, la nuclear es la que mejor factor de carga tiene. Siempre me preguntan por la energía eólica. Al respecto, debo decir que la energía eólica (energía renovable) se la puede utilizar como sustitución de combustible. Presenta el problema, entre otros, de que con frecuencia no está disponible en las horas pico de demanda, su factor de carga es muy bajo. A modo de ejemplo, les puedo decir que España, segundo productor en el mundo de energía eólica, con 10 000 MW(e) instalados, tiene apenas un rendimiento del orden del 20% al 30%. A medida que se va produciendo el agotamiento de los combustibles fósiles, es indispensable pensar en su sustitución planificada. Actualmente, las principales energías que se consumen en el mundo son, en este orden: carbón, hidrocarburos, nuclear e hidráulica. Éstas son las que suministran el 94% de la energía del mundo, la eólica tiene las limitaciones comentadas, la solar también tienen sus inconvenientes. No se las debe negar, se las debe fomentar pero, sobre todo, debe dimensionarse su eficiencia real, al planificarse el desarrollo energético. Así, nos vamos acercando a la necesidad de contar con una generación nuclear creciente. El mundo está aceptando que la energía nuclear es la que va sustituyendo, en porcentaje, a los hidrocarburos, que están disminuyendo. Nuestro país es un país con uranio, no es un país uranífero, es un país con petróleo, no es un país petrolífero. Actualmente, la Argentina no explota mineral de uranio, todo el uranio es importado. A esto se suma el hecho que el precio del uranio se disparó internacionalmente y, como para el Estado Argentino éste no es un mineral estratégico –vale recordar que en el pasado sí lo era– ahora pululan las empresas privadas de la minería buscando la conveniencia de un negocio al respecto. En la década del 90, entre algunos de los errores que se cometieron, se empezó a importar el uranio y se dejó de producir en el país, bajo el pretexto de que en el resto del mundo se comercializaba a valores muy bajos. Uno puede entender que esa decisión se la puede tomar si el objetivo es mantener reservas a futuro. Pero lo que nunca se puede hacer es discontinuar el trabajo, la tecnología y la formación de recursos humanos. Hoy, los expertos en el tema tienen edades por encima de los 55 años y capacitarse les llevó una década, como mínimo. O se reactiva a la brevedad esta actividad, o lo que ayer supimos desarrollar, mañana no vamos a tener capacidad ni para saber especificar adecuadamente para comprar, lo cual también es un absurdo (esto, dicho en forma genérica, porque es aplicable a todas las actividades). Debemos rescatar la capacidad de desarrollo que supimos tener y que todavía podemos recuperar si recomenzamos ya. Por ejemplo, la mina de Sierra Pintada, en San Rafael, es una mina a cielo abierto, eso hace mucho más económica la explotación. Tiene 6000 toneladas de uranio. La Central Nuclear Atucha I y la Central Nuclear Embalse consumen, juntas, 120 toneladas por año aproximadamente. La Central de Atucha II, cuando entre en operación, demandará alrededor de El costo del uranio producido en la Argentina es más o menos un tercio de lo que pagamos en el mercado internacional. Esto representaría varias decenas de millones de dólares por año de ahorro, si en lugar de importarlo lo produjéramos en el país, con el valor agregado de que formaríamos a nuestros recursos humanos, lo que no es poca cosa y crearíamos fuentes de trabajo. También está el adicional de que si esas decenas de millones de dólares por año se integran, durante los 30 años de explotación de la mina Sierra Pintada, dan como resultado alrededor de 1000 millones de dólares, que se gastan innecesariamente en el mercado internacional. Cuando me toca exponer temas de la actividad nuclear, como estos, muchas veces me pregunto: “¿argentinos, qué nos pasa?” Sierra Pintada, en manos de la Comisión Nacional de Energía Atómica, debe volver a producir uranio, respetando los estrictos estándares de protección y seguridad, de los trabajadores, el público y el medio ambiente, como siempre lo hizo durante toda la etapa de operación del Complejo Minero Fabril San Rafael y en todos los otros lugares del país. Durante más de 20 años, la CNEA ha producido concentrado de uranio en Sierra Pintada, sin haber generador ningún tipo de inconveniente y sin que existiera ningún signo o riesgo de contaminación como consecuencia de su actividad. Es importante que también se conozca que Argentina es uno de los pocos países que tienen el ciclo de combustible nuclear, desarrollado por sus propios medios, sin depender tecnológicamente de nadie. La APCNEAN tiene ya 42 años de existencia y tuvo en la década de los 60 un protagonismo fundamental, ya que en aquel momento se discutió si Argentina debía tener centrales de uranio natural y agua pesada, o uranio enriquecido y la Asociación de Profesionales jugó un rol muy activo para que fueran de uranio natural. Los años transcurridos nos indican que no nos equivocamos. En ese entonces había un único proveedor de uranio enriquecido (Estados Unidos), lo que nos ponía en una situación de dependencia del suministro del combustible para las centrales nucleares. El que estemos acá, dando a conocer qué es la actividad nuclear y la importancia que ésta tiene para el desarrollo del país, muestra que nuestra disposición es mantener ese protagonismo. A fines de la década del ‘70 nuestro país comenzó a desarrollar esta tecnología y a principios de los ‘80, luego de mucho empeño sostenido, se logró el enriquecimiento del uranio (por difusión gaseosa), esfuerzo que en la década siguiente se discontinuó. Muy pocos países han alcanzado esta tecnología. Hoy, se intenta reactivar esta línea tecnológica. Hace falta tiempo, esfuerzo, presupuesto, recursos humanos, etc., para su reactivación. Con respecto a los recursos humanos, urge revisar la política salarial, particularmente en la CNEA, y ofrecer un régimen laboral que contemple un desarrollo de carrera adecuado, para incentivar el ingreso de personal y terminar con las injustas condiciones que sufren los actuales trabajadores del sector. Además de generación nucleoeléctrica, la Central Nuclear Embalse produce, como valor agregado, Cobalto 60, por iniciativa y participación de nuestros profesionales, hecho que merece ser destacado. Este radioisótopo se utiliza, entre otras cosas, para combatir el cáncer; conservar alimentos, esterilizar productos biomédicos, etc. Argentina es el tercer productor mundial de Cobalto 60. Déjenme decirles, antes de presentar las conclusiones, que energía es sinónimo de soberanía, sin energía no hay economía posible. La actividad nuclear tiene un componente energético, la producción de energía eléctrica a través de centrales nucleares, pero no es lo único, la actividad nuclear genera, además, aplicaciones en medicina, industria, agroalimentos y, por sobre todas las cosas, genera desarrollo de tecnología. El dominio de la tecnología nuclear es un bien estratégico y como tal debe ser encarada integralmente, como una política de estado, independientemente de los gobiernos que se sucedan. Desde 1950, fecha de creación de la CNEA, la Argentina ha hecho un esfuerzo sostenido y ha alcanzado resultados que en este campo la colocan como una nación desarrollada. El sostener y mejorar en el tiempo esta tecnología depende sólo de nosotros, los argentinos. Conclusiones
Argentina cuenta con una actividad nuclear evolucionada, que le ha permitido lograr el dominio del ciclo de combustible y desarrollar múltiples aplicaciones en salud, agroindustria, materiales, etc. El nivel alcanzado la coloca entre los primeros países del mundo en el dominio de esta tecnología para usos pacíficos y seguros. En energía, la falta de planificación, la ausencia de programación conllevan a implementar esquemas de emergencia que resultan demasiado caros, empeoran la calidad del desarrollo energético y tienen impacto negativo en la economía, la evolución tecnológica, el medio ambiente y la calidad de vida de nuestra sociedad. Energía es sinónimo de soberanía. En consecuencia, el Estado Nacional tiene la responsabilidad indelegable de efectuar una planificación energética de largo plazo que contemple una diversificación adecuada de las fuentes de generación. Hay que tener claro que el sector nuclear no sólo acompaña el crecimiento y desarrollo del país, sino que éstos dependen, en gran medida, del nivel de evolución que tenga la actividad nuclear. La Energía es un derecho humano, un bien social y asegurar su abastecimiento es un problema de todos. Ing. Agustín Arbor González |
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