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Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas

[5/02/2009] Masiva respuesta a la campaña para identificar restos de desaparecidos durante la dictadura. Se trata de la primera campaña lanzada por el Equipo Argentino de Antropología Forense junto con el Estado para la identificación de desaparecidos entre 1974 y 1983. Ya recolectó 5.200 muestras de sangre para ser comparadas con restos.

Imagen de la campaña del EAAF (F: Telam) El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) recolectó 5.200 muestras de sangre de familiares de desaparecidos para ser comparadas con restos óseos, en la primer campaña lanzada junto con el Estado por la identificación de personas desaparecidas.

El proyecto Iniciativa Latinoamericana para la recolección a gran escala de muestras de sangre representa uno de los logros más importantes obtenidos por la organización que se dedica a la búsqueda, investigación e identificación de restos óseos de personas desaparecidas entre 1974 y 1983.

"Por primera vez lanzamos en el país un proyecto masivo y lo hicimos en cooperación con el Estado a través del Ministerio de Salud, con 60 hospitales en todo el país; el Ministerio de Justicia, que puso a disposición 65 oficinas para realizar esta campaña, y la Secretaría de Derechos Humanos", explicó Luis Fondebrider, fundador y titular del EAAF.

En diálogo con Télam, Fondebrider calificó como "el máximo esfuerzo en 25 años de trabajo" la campaña implementada en 2008 que permitió enviar 5.200 muestras a un laboratorio de Estados Unidos -el único con capacidad para analizar esa cantidad- por un costo de 400 mil dólares cuya financiación está a cargo del Congreso norteamericano y el Estado nacional.

Con esta iniciativa, las posibilidades de identificar restos óseos es mayor debido a que las personas que responden a la convocatoria y dejan su sangre, también aportan información sobre las características del desaparecido.

"Fue un intento masivo acompañado por los medios de comunicación que tuvo muy buenos resultados y repercusión a nivel nacional e internacional", resaltó Fondebrider acerca de la campaña cuyos primeros resultados ya están siendo procesados y serán aportados a la justicia el mes próximo.

Las expectativas eran de alcanzar la cifra de 3.600 muestras, pero la respuesta fue mayor y, sumadas las que ya almacenaban, llegaron a 5.200, equivalente a unas 2.500 familias, que serán comparadas con 600 restos óseos que esperan identificación.

El trabajo de investigación para identificar restos óseos pertenecientes a personas desaparecidas entre 1974 y 1983 es realizado desde 1984 por el EAAF con aportes de gobiernos europeos y fundaciones americanas, y recién en 2003 comenzó a recibir ayuda del Estado.

"Es obligación del Estado hacerse cargo de lo que pasó en el pasado y una forma es apoyar proyectos que busquen traer verdad sobre lo que sucedió", afirmó Fondebrider. Para marzo, el equipo de antropólogos espera inaugurar el Laboratorio de Genética Forense propio, que funcionará en Córdoba, y se dedicará al "procesamiento de restos óseos de personas desaparecidas por cuestiones políticas" y permitirá analizar mayor cantidad de casos en el país y disminuir los costos por el envío al exterior de las muestras.

El proceso de búsqueda de información a través de familiares es lento y cuidadoso debido al tratamiento personalizado que los miembros del EAAF realizan.

"El cuidado del familiar fue siempre el centro de nuestra actividad" señaló el antropólogo al explicar que "los tiempos judiciales no son los mismos que los del familiar, ni tampoco los científicos".

En ese marco, Fondebrider se ocupó de resaltar que se deben respetar esos tiempos porque "son casos en donde a muchos les secuestraron seres queridos y durante mucho tiempo no sabían lo que les sucedió".

"No todos los miembros de una familia tienen el mismo criterio, es por eso que nunca mandamos cartas sino que nos contactamos personalmente para poder construir una relación de confianza, después de tantos años de estar sometidos a falta de información, mentiras y expectativas que no se cumplieron", dijo.

Con cerca de 350 cuerpos identificados desde que iniciaron la tarea, Fondebrider consideró que la cantidad es comparativamente baja con relación al número de desaparecidos " porque es más difícil identificar un esqueleto que un cadáver".

La distinción obedece a que con un cadáver se pueden obtener más elementos, como cabellos, en cambio con un esqueleto "es necesaria información antemorten y por eso es importante la ayuda que nos pueden dar los familiares".

Los más de 30 años transcurridos del genocidio conspiran a la hora de pensar en un número más significativo de identificaciones, más que en "razones políticas o económicas", según Fondebrider.

"La principal dificultad es que hay cuerpos que no se van a poder encontrar porque cuando se enterraban como NN en los cementerios, se removían a los cinco años y muchos fueron tirados a un osario común", precisó sobre el destino de muchos cadáveres.

A ello se suma que las exhumaciones ordenadas por la justicia en 1983 se realizaron "con palas mecánicas y sepultureros asesorados por médicos forenses que hicieron las cosas mal y se perdieran muchos restos". "Sobre las personas arrojadas al mar sólo aparecieron 60 cuerpos y no van a aparecer más porque ya se perdieron con el agua", agregó.

Asimismo, Fondebrider apuntó como otra causa la existencia de "otros lugares con enterramientos fuera de cementerios que hasta ahora desconocemos", salvo el caso del Destacamento de Arana donde por primera vez se encontaron restos óseos en lugar que funcionó como centro clandestino de detención.

Sin embargo, afirmó, "una justicia funcionando plenamente, ayudaría más", aunque reconoció que los delitos de lesa humanidad "son muy complejos de investigar después de tantos años".

Un 0800 para extracciones

Con el objetivo de conseguir un aumento “sustancial” del número de identificaciones de restos de desaparecidos, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) lanzó la campaña “Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas”. A través de ella busca que las personas que tengan un familiar víctima de desaparición forzada, entre 1974 y 1983, se extraigan sangre porque “una simple muestra de sangre puede ayudar a identificarlo”. El EAAF realiza las extracciones en todo el país en forma gratuita y aclara que todos los datos obtenidos son confidenciales. Para los que quieran contactarse hay una línea: 0800-333-2334. Entre noviembre de 2007 y enero de 2008, el EAAF recibió cerca de dos mil llamadas a este número y recolectó más de 1750 muestras de sangre de familiares. Los pasos son muy sencillos:

1) el familiar se comunica con el 0800 o concurre directamente a una oficina de la Secretaría de Derechos Humanos;

2) retira el formulario y el turno para la extracción;

3) concurre el día fijado en el turno y se realiza la extracción de la muestra de sangre.

Más información en http://www.eaaf.org/

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