(Secretaría General de APCNEAN. 08.06.09).
La Argentina, a través de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y sus empresas asociadas, fue generando, a lo largo del tiempo, la infraestructura necesaria para el diseño, la construcción, el montaje, la puesta en marcha, la operación, el mantenimiento, etc, de centrales nucleares de uranio natural y agua pesada en dos tipos de conceptos tecnológicos, recipiente de presión y tubos de presión.
Al primer tipo de las mencionadas (recipiente de presión) pertenecen las centrales Atucha I, de 357 MW(e) (potencia eléctrica bruta), en operación comercial desde el 24 de junio de 1974, y Atucha II, de 745 MW(e) (potencia eléctrica bruta), en fase final de construcción. Su tecnología fue desarrollada por Kraftwerk Union de Alemania y transferida a la CNEA.
Al segundo tipo de centrales (tubos de presión) pertenece la Central Nuclear Embalse (CNE), reactor tipo CANDU, de 648 MW(e) (potencia eléctrica bruta), entró en operación comercial en enero de 1984. Su tecnología fue desarrollada por la Atomic Energy of Canada Limited (AECL). La CNEA, a través de un Acuerdo de Transferencia de Tecnología (ATT), es depositaria de la tecnología para el diseño, construcción y operación de las centrales de este tipo en el país y además tiene la licencia para construirlas.
En la década de los 60, se debatió en profundidad, y con la participación activa y horizontal de los profesionales pertenecientes a la Asociación de Profesionales de la Comisión Nacional de Energía Atómica y la Actividad Nuclear (APCNEAN), si Argentina debía tener centrales nucleares de uranio natural y agua pesada o centrales de uranio enriquecido. Ese gran debate arrojó como resultado la conveniencia de elegir las centrales de uranio natural y agua pesada. El objetivo fundamental consistía en alcanzar la independencia del ciclo de combustible y esto era posible para nuestro país, teniendo en cuenta el grado de desarrollo nuclear con el que contaba, si se optaba por la tecnología del uranio natural. Ese fue el camino que eligió nuestro país. Los años transcurridos indican que no nos equivocamos.
Las centrales nucleares Atucha I y Embalse fueron operadas, desde un principio, por la Dirección de Centrales Nucleares de la CNEA. Con la promulgación del Decreto del PEN 1540/94, el sector nuclear fue escindido en tres organismos. La Dirección de Centrales Nucleares de la CNEA, conservando todo su personal y manteniendo idénticas funciones, fue transformada en Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NASA), y continuó operando las 2 centrales nucleares existentes en el país.
Hoy, dichas centrales totalizan alrededor de 60 años de operación con muy buena performance y una tercera central nuclear se encuentra en la fase final de construcción. Durante todo su tiempo de operación, las 2 centrales nucleares consumieron alrededor de 3.900 toneladas de uranio, que son equivalentes a aproximadamente 61 millones de toneladas de petróleo para producir la misma energía.
Haciendo un análisis realista del escenario actual, la línea de reactores de uranio natural y agua pesada, como los que tiene Argentina, continúa siendo la alternativa más conveniente para el país, de acuerdo con la acertada estrategia establecida -acierto demostrado por los hechos durante los ya mencionados 60 años de operación que suman las dos centrales. Dicha estrategia fue, es y debería seguir siendo, la de mantener el mayor grado de autonomía e independencia tecnológica posible. Autonomía que es absolutamente sustentable porque nuestro país cuenta con la tecnología del ciclo de combustible nuclear en base a uranio natural y con la industria activa para fabricar los suministros indispensables, tales como el agua pesada, además de las instalaciones necesarias para la producción de otros componentes, lo cual permite abastecer con autosuficiencia nacional a nuestras centrales nucleares. Además, nuestro país tuvo en el pasado, y está latente en el presente, la capacidad de producir concentrado de uranio proveniente de yacimientos uraníferos propios. Este es uno de los temas cruciales que deben ser encarados más pronto que tarde, porque de esto depende mantener uno de los pilares que sustenta la independencia energética nuclear.
Paralelamente, Argentina debería seguir avanzando con la reactivación de la línea de uranio enriquecido; esto es: volver a poner operativa la planta piloto de enriquecimiento de uranio (mock-up) para afianzar y mejorar la tecnología de enriquecimiento por difusión gaseosa, desarrollada de manera independiente por nuestro país (el nuestro es uno de los pocos países que cuenta con esta tecnología). Esta tarea de reactivación de la planta piloto, actualmente en pleno desarrollo, más la construcción en el futuro de una planta de producción de uranio enriquecido, en alrededor del 5% en el isótopo uranio-235, demandaría alrededor de una década o más. Recién entonces, cuando contemos con la tecnología del enriquecimiento de uranio a escala industrial, nuestro país tendrá las condiciones mínimas necesarias para empezar a considerar la conveniencia o no de pasar a las centrales nucleares de uranio enriquecido, sin desviarse de la estrategia de mantener el mayor grado de autonomía e independencia tecnológica posible. Llegado el momento, también habrá que evaluar si la industria nacional tendrá disponible la capacidad que se requiera para proveer localmente, con alto porcentaje de participación, los componentes necesarios. En todos estos temas no debemos perder de vista la eventual complementariedad con Brasil.
1.2.- La Matriz Eléctrica:
La potencia instalada para la generación eléctrica en nuestro país es de alrededor de 25.000 MW(e), compuesta por combustibles fósiles (55%), hidráulica (41%) y nuclear (4%). No obstante, cuando la demanda alcanza alrededor de los 19.000 MW(e) el sistema comienza a presentar problemas porque se está en el límite de la potencia de generación.
Teniendo en cuenta el crecimiento vegetativo de nuestra población, más el aumento de la demanda eléctrica –como instrumento de mejora de la calidad de vida- se puede estimar que la demanda eléctrica se incrementaría como mínimo a razón de 5% por año, durante los próximos 20 años. Esto, además de otros elementos, nos permite estimar que progresivamente, en el lapso de 20 años será necesario contar con alrededor de 65.000 MW(e) de potencia instalada. Esto implica adicionar, a lo ya existente, alrededor de 40.000 MW(e). La pregunta es: ¿cómo y con qué fuentes de generación lo vamos a hacer?. Sin duda que la generación nucleoeléctrica está llamada a incrementar ya mismo su participación porcentual en la matriz eléctrica nacional, equilibrando la diversificación de fuentes de generación y coadyuvando además a la preservación del medio ambiente.
Hoy el sector nuclear tiene una potencia instalada del 4%; sin embargo, la generación nuclear es del 8%, como consecuencia de que sus máquinas funcionan muy bien (con alto factor de carga, mayor al 80%), respecto de otras fuentes de generación.
Lo ideal sería tender, a lo largo del tiempo (próximas décadas), a tener una matriz eléctrica razonablemente balanceada en cuanto a la diversidad y el porcentaje de las fuentes de generación, para darle mayor fortaleza a la misma. Esta matriz podría ser: 30% hidrocarburos; 30% hidráulica; 30% nuclear y 10% otras fuentes de generación complementarias: eólica, solar, hidrógeno, entre otras. A estas últimas no se las debe negar, se las debe fomentar pero, sobre todo, debe dimensionarse su eficiencia real, al planificarse el desarrollo energético. Mientras el desarrollo de las nuevas tecnologías no alcance un grado de probada efectividad esta matriz, “teórica hoy”, debería ser la matriz “real de mañana”.
2.- Elementos positivos del Proyecto de Ley
2.1.- Por primera vez en más de 30 años, sin mencionar el Decreto Nº 302/79, estamos frente a un proyecto de Ley que retoma aspectos importantísimos de la actividad nuclear en nuestro país, como son el diseño, la construcción, la adquisición de bienes y servicios, el montaje, la puesta en marcha, la recepción, la operación y el mantenimiento de una cuarta central nuclear de uno o dos módulos a construirse en nuestro país.
2.2.- Debemos destacar también que el proyecto de Ley contempla la extensión de vida de la Central Nuclear Embalse (CNE).
Es importante subrayar la importancia de que se DECLARA DE INTERÉS NACIONAL las actividades y los actos necesarios que permitan concretar la cuarta central nuclear (de uno o dos módulos) y la extensión de vida de la CNE, en estos dos puntos sustantivos que figuran tanto en el Proyecto de Ley como en la nota de remisión del PODER EJECUTIVO NACIONAL (PEN) al CONGRESO DE LA NACIÓN (CN), del 17 de marzo de 2009.
3.- Cuestiones que constan principalmente en la nota de envío del PODER EJECUTIVO NACIONAL al CONGRESO NACIONAL y no se incorporan o quedan poco precisos en el PROYECTO DE LEY propiamente dicho.
Las cuestiones que se mencionan, SÓLO EN LA NOTA DE ENVIO DEL PEN AL CN, y NO SE incorporan EN EL PROYECTO DE LEY, son:
3.1.- Que la visión del mundo de hoy, con relación a la energía nuclear, está cambiando debido a:
a) El aumento del precio de los combustibles fósiles (provocado por la disminución mundial de las reservas, argumento agregado por la APCNEAN);
b) La necesidad de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Estas circunstancias demuestran la conveniencia de disponer de matrices energéticas diversificadas para asegurar una provisión eléctrica confiable y sostenible.
3.2.- Que el “Plan Nuclear Argentino”, lanzado por el PEN en agosto de 2006, dentro de cuyos objetivos debe enmarcarse el Decreto Nº 1085/06 que definió los lineamientos necesarios para la terminación de la Central Nuclear Atucha II (CNA-II) y el Decreto Nº 1107/06 que declaró de INTERÉS NACIONAL la construcción y puesta en marcha del Prototipo de Reactor CAREM para generación nucleoeléctrica.
3.3.- Por último, destaca también la importancia estratégica de este proyecto para nuestro país “... ya que permitirá su ingreso al grupo de países que están en condiciones de diseñar y construir centrales nucleares, lo que elevará su perfil tecnológico y ello provocará un consecuente incremento del nivel de desarrollo de la sociedad; revistiendo a su vez, trascendental importancia ya que permitirá el desarrollo y mantenimiento de la opción nuclear en la generación masiva de energía.”
Por la importancia que tienen, los puntos mencionados deberían estar incor-porados de alguna manera en la letra de la Ley o, en su defecto, la nota de presentación debería tener formalmente el carácter de fundamentos de la Ley.
4.- Cuestiones que deben figurar en el Proyecto de Ley (y no figuran)
A juicio de la APCNEAN y la Federación de Trabajadores de la Energía de la República Argentina (FeTERA), las cuestiones que no pueden faltar en el Proyecto de Ley, por muy genérico o amplio que éste sea, son los siguientes:
4.1.- El diseño de la Cuarta Central Nuclear, de una o dos unidades, deberá estar avalado por la experiencia operativa, de al menos 10 años, de una central nuclear de referencia, de similares características y potencia.
4.2.- La exigencia de que se utilice al máximo el desarrollo tecnológico con que cuenta el país, que incluye el ciclo de combustible nuclear y la provisión de los suministros esenciales. Debería ser ésta una de las condiciones ineludibles para seleccionar qué tecnología se adoptará para esta cuarta central, con uno o dos módulos.
No debemos perder de vista que la tecnología nuclear es una tecnología de punta, que la Argentina la posee y que, además, incide como un factor de multiplicación (o “derrame”) sobre otras industrias. La ley debería consolidar esto y no quedar simplemente como un elemento aislado de una obra pública de grandes dimensiones que podría dar lugar a la compra con dependencias innecesarias de proveedores extranjeros.
4.3.- Debería incluirse en el articulado de la Ley que tanto la CNEA, con sus empresas asociadas, como la industria nacional tendrán un trato prioritario en todas las licitaciones relativas a la Cuarta Central (con uno o dos módulos) y a la Extensión de Vida de la CNE. Asimismo, en la elección de proveedores se debería limitar la participación extranjera a lo estrictamente necesario.
La participación mayoritaria de los organismos nucleares nacionales y la industria nacional, generaría mayores fuentes de trabajo calificado en nuestro país. En cambio, la compra con dependencias innecesarias de proveedores extranjeros produciría el efecto contrario, además de dependencia tecnológica, y diluiría la posibilidad de ingresar “... al grupo de países que están en condiciones de diseñar y construir centrales nucleares, lo que elevará su perfil tecnológico y ello provocará un consecuente incremento del nivel de desarrollo de la sociedad; revistiendo a su vez, trascendental importancia ya que permitirá el desarrollo y mantenimiento de la opción nuclear en la generación masiva de energía”, tal como lo dice la nota del PEN al CN en su página 4.
Agregando a la Ley los puntos arriba indicados, se impulsaría la industria nacional vinculada a la actividad nuclear, reactivándola en algunos casos, calificándola y desarrollándola en otros, principalmente en los items de: diseño, ingeniería, fabricación de componentes, construcción, puesta en marcha, operación, provisión de suministros, etc. Asimismo, se lograría un aporte adicional importantísimo, como es el de incrementar el capital humano, tecnológico e industrial argentino.
4.4.- La APCNEAN propone considerar la inclusión de un artículo importante en la Ley, sobre un aspecto inherente a la generación nucleoeléctrica, no citado hasta el momento y que sería establecer la financiación o un canon, con cargo a la renta energética, para costear la gestión (almacenamiento, reutilización, etc.) del combustible nuclear gastado.
5.- Otros temas importantes a tener en cuenta
5.1.- Un suministro esencial a tener en cuenta es el agua pesada. Argentina cuenta con una Planta Industrial de Agua Pesada con una capacidad nominal de producción de 200 toneladas por año. Dicha Planta está en condiciones de proveer toda el agua pesada necesaria para las nuevas centrales nucleares con uranio natural de nuestro país durante, por lo menos, los próximos 20 años.
5.2.- Otro tema no menos importante, en la elección de la Cuarta Central, es la consideración de la obtención de productos adicionales que generan cierto tipo de central (como la de Embalse), que le otorgan un valor agregado importante. La central nuclear Embalse produce alrededor de 3 millones de curies por año, convirtiendo a la Argentina en el tercer productor mundial de cobalto-60, aunque muy lejos de Canadá y Rusia (1º y 2º respectivamente).
A través de la Central Nuclear Embalse, Argentina se autoabastece de cobalto 60 y exporta, produciendo un valor agregado, con una componente tecnológica significativa, sobre la generación nucleoeléctrica.
Recientemente, en el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) se llevaron a cabo reuniones sobre tratamiento de cáncer y se llegó a la conclusión que el uso de cobalto 60 en radioterapia continúa siendo muy necesario.
Por otra parte, debemos tener en cuenta que nuestro país es un gran productor y exportador mundial de alimentos y el cobalto 60 (fuentes radiactivas de alta actividad en Becquerelios (o Curies) que se fabrican en DIOXITEK S.A., empresa asociada de la CNEA) también se utiliza en grandes cantidades para la conservación de alimentos mediante técnicas de irradiación, prolongando su vida comercial.
5.3.- Es importante destacar también que el desarrollo, la construcción y puesta en marcha y la operación del REACTOR ARGENTINO CAREM (Central Argentina de Elementos Modulares) será otro elemento sustantivo para ingresar al grupo de países que mantienen la opción nuclear abierta a la generación masiva de energía, y además permitirá reforzar el concepto vertido por el PEN en su nota de envío al CN “... ya que permitirá su ingreso al grupo de países que están en condiciones de diseñar y construir centrales nucleares, lo que elevará su perfil tecnológico y ello provocará un consecuente incremento del nivel de desarrollo de la sociedad; revistiendo a su vez, trascendental importancia ya que permitirá el desarrollo y mantenimiento de la opción nuclear en la generación masiva de energía.”
Esto nos lleva a proponer desde la APCNEAN, que la Ley debería incluir en su texto los beneficios de financiación asegurada para la construcción, puesta en marcha y operación del prototipo de la Central Argentina de Elementos Modulares (CAREM) bajo la responsabilidad de la CNEA.
6.- La ausencia de la CNEA
6.1.- El Secretario de Energía, Ing. Daniel Cameron, en su detallada presentación, efectuada el pasado 12 de mayo, ante las Comisiones de Energía y Combustibles y la de Presupuesto de la Cámara de Diputados de la Nación ponderó positiva y reiteradamente el rol de la CNEA en la actividad nuclear de nuestro país, sin embargo ese reconocimiento no se ve reflejado en los hechos, por cuanto:
Tanto la nota de la Señora Presidenta de la Nación, como el Proyecto de Ley no mencionan ni una sola vez a la CNEA -en algo más de 12 páginas de texto- pese a que el Artículo 2° de la Ley 24.804, denominada “Ley Nacional de la Actividad Nuclear” dice textualmente que la CNEA tiene a su cargo “... asesorar al Poder Ejecutivo en la definición de la política nuclear”.
Dicha ponderación positiva, del Ing. Cameron, acerca de la CNEA, que sin duda se debe a los recursos humanos de excelencia que posee, no se ve plasmada en los salarios de su personal y lo que es más grave, el proceso de Negociación Colectiva Sectorial de la CNEA (paritarias) se encuentra suspendido desde hace casi 2 años sin que se vislumbre un mínimo atisbo de reiniciación de las negociaciones paritarias.
REFLEXIÓN DE LA APCNEAN EN DEFENSA DE LA
ACTIVIDAD NUCLEAR EN SU CONJUNTO
La APCNEAN quiere dejar en claro su posición ante las medidas que toma el Gobierno Nacional, vinculadas a la actividad nuclear: apoya la reactivación del plan nuclear argentino, la terminación de Atucha II, la extensión de vida de la Central Nuclear Embalse, el Proyecto CAREM, la minería del uranio, su enriquecimiento, la construcción de nuevas centrales nucleares, etc. Pero así como está dispuesta a bregar porque cada uno de estos emprendimiento se concrete con éxito, esta Asociación también está decidida a luchar para que el conjunto de los trabajadores de toda la actividad nuclear de nuestro país reciba el reconocimiento y la retribución que merece.
Por eso enfatizamos y reflexionamos:
Hay un renovado Plan Nuclear Argentino en marcha y para llevarlo a cabo es necesario desarrollar nuevos recursos humanos ¿Acaso es posible lograrlo si no se preservan los existentes?
Buenos Aires, 5 de junio de 2009.