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Medios de comunicación y telecomunicaciones en Argentina
Orígenes y características del proceso de concentración y extranjerización

Daniel Rodríguez y José Seoane
[12/05/2009] Es innegable la profunda transformación que, a lo largo de la última década, tuvo lugar en el ámbito de las comunicaciones en nuestro país. Para precisar su contenido es preciso avanzar en la consideración de las características que presenta este proceso, así como en quiénes son sus protagonistas y cuáles son sus principales consecuencias. Este análisis particular, sin embargo, guarda íntima relación con los siguientes tres aspectos.

En primer lugar, es necesario ubicar este proceso dentro de los cambios que se vienen produciendo en la economía del país en su conjunto a la luz de la implementación de políticas de corte neoliberal. Así, bajo la impronta del neoliberalismo, tanto las privatizaciones de las empresas públicas, como la estabilidad de precios y la apertura económica, junto a una creciente desregulación -ocurridas durante los primeros años del actual gobierno justicialista- conforman un nuevo escenario sobre el cual se va a desarrollar un proceso de “modernización” signado por una creciente extranjerización y concentración de la propiedad del capital, junto con una acelerada concentración del ingreso y la riqueza; así como por la precarización de las relaciones laborales y la “explosión” del desempleo ocurridas en la última década.

Como ilustración de esta interrelación basta mencionar que una de las primeras empresas públicas privatizadas fue la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTel), dando un fuerte impulso al mencionado proceso de transformaciones que se sucedieron en el sector.

En este sentido pueden vislumbrarse las principales características que van a distinguir la transformación del sector de los medios de comunicación y las telecomunicaciones. La privatización de empresas públicas, la concentración de diversas empresas en “pocas manos”, así como la modernización tecnológica y la extranjerización, van a ser los rasgos sobresalientes de este proceso.

De esta forma, luego del transcurso de los últimos diez años nos encontramos con el escenario de las comunicaciones en el país profundamente transformado; las diferencias que presenta con respecto a la situación de inicio de este período son sustanciales, tanto en las características que presenta la nueva estructura de propiedad de las empresas, los nuevos servicios y desarrollos tecnológicos, como las ganancias empresarias obtenidas.

En segundo término, este proceso, además de encuadrarse dentro de los cambios que afectaron al conjunto de la economía del país, tiene lugar dentro de un contexto internacional del sector caracterizado también por la reregulación1 y la privatización, por el cambio tecnológico, así como por una fuerte ola de fusiones y adquisiciones entre las más grandes corporaciones a nivel mundial. Aquí también se observa una importante concentración de la propiedad del capital por parte de las empresas líderes.

Este hecho expresa el gran dinamismo que caracteriza al sector de las comunicaciones tanto en el ámbito mundial como local. Asimismo, la creciente expansión y la obtención de tasas de ganancia superiores al promedio del conjunto de la economía, lo sitúa como uno de los sectores líderes que encabeza la actual etapa de desarrollo y acumulación del capitalismo.

En el presente trabajo, repasando brevemente los cambios ocurridos durante los primeros años, se va a priorizar el análisis de los últimos dos años 1997/98, donde se aceleran y profundizan las tendencias que signan el conjunto de las transformaciones, para llegar a obtener un cuadro de la situación actual lo más abarcativo posible, así como para avanzar en la comprensión de las nuevas características que va asumiendo este proceso.

Si bien luego de este período de profundización, las transformaciones parecieran no detenerse, sino por el contrario, acelerarse cada vez más, este corte parcial permite una aproximación al proceso en curso.
Un tercer elemento, de singular importancia en la consideración de este proceso, es el lugar que ocupa la regulación estatal, mediante el dictado de leyes y/o decretos. Si bien en algunas ocasiones ésta antecede y habilita cambios que favorecen claramente a los grupos empresariales del sector, en otras no hace más que convalidar una situación preexistente, otorgándole legalidad luego de su ocurrencia.

En ambos casos se observa el carácter complementario que representa la legislación frente a las transformaciones en marcha, fijando de antemano ciertas reglas y condiciones que favorecen a ciertos actores involucrados, en lugar de otorgar un marco dentro del cual sean contemplados los distintos intereses.

Como consecuencia de este proceso de transformaciones, y con mayor claridad después de los últimos dos años, se observa la presencia de dos grandes grupos económicos que detentan una posición dominante debido a su intervención estratégica en los distintos sectores del mercado, como a su concentración en cuanto a la “porción” de mercado que controlan. De esta forma bloquean la posibilidad de que surjan competidores en los sectores que dominan, a la vez que limitan las posibilidades de elección entre distintas opciones.

REGULACION, PRIVATIZACIONES Y PRIMEROS MULTIMEDIOS 1989-1996

El proceso de transformación del sector de las comunicaciones en nuestro país, iniciado hace más de una década, tiene, sin lugar a dudas, un punto de inflexión con la sanción de las leyes de Reforma del Estado (nro.23.696) y de Emergencia Económica (nro.23.697), aprobadas hacia fines de 1989, al poco tiempo de asumido el nuevo gobierno encabezado por Menem. En cierto sentido, en lo que respecta a las privatizaciones en el sector de los medios de comunicación, la sanción de la ley de Reforma del Estado vino a profundizar radicalmente una tendencia que reconoce sus raíces en las privatizaciones periféricas de medios realizadas sobre el final de la última dictadura militar y que se había prolongado durante la gestión alfonsinista a través de la sanción de numerosos decretos que desregulaban en parte el funcionamiento del Servicio Oficial de Radiodifusión y con la privatización de algunos medios de comunicación, entre ellos radios y particularmente el canal 9 de televisión abierta adjudicado a Alejandro Romay.

Sin embargo, el alcance de las transformaciones iniciadas a partir de la ley de Reforma del Estado va mas allá de la apertura frontal del proceso de privatizaciones. Esta ley también implicó, sentando las líneas directrices del nuevo proceso abierto en 1989, un reforzamiento del poder de control y regulación del Ejecutivo simultáneamente con la habilitación legal para la conformación de los llamados “grupos multimedia”.

En este sentido, el artículo 65 de dicha ley derogó y/o modificó los incisos c) del art. 43, e) del art. 45, a) y c) del art. 46 de la ley de Radiodifusión (nro. 22.285), que sancionada por la dictadura militar constituía el único marco regulatorio para la actividad. Así, la modificación del inciso e) del art. 45 que impedía a las empresas del sector ser propietarias de más de un medio en el mismo área (medios gráficos-radiodifusión), significó habilitar legalmente la conformación de grupos multimedia.

A su vez, mediante la derogación de los incisos a) y c) del art. 46 y c) del art. 43 de la ley de Radiodifusión, que fijaban como objeto social exclusivo para las empresas del sector el servicio de radiodifusión, se habilitó la entrada al sector de empresas dedicadas a otras actividades, posibilitando asimismo la expansión de empresas de radiodifusión a otros sectores, así como también se permitió la existencia de una sociedad dentro de otra, sirviendo, en este sentido, a tender un manto de oscuridad sobre los verdaderos propietarios de los medios. Por otra parte, el art. 65 le otorgaba al Poder Ejecutivo la facultad de “adoptar las medidas necesarias hasta el dictado de una nueva ley de radiodifusión, para regular el funcionamiento de aquellos medios que no se encuentran encuadrados en las disposiciones vigentes”. Así, este artículo, sumado a las facultades otorgadas al Poder Ejecutivo por la ley de Emergencia Económica, habilitaba al gobierno a modificar la reglamentación del sector mediante decretos evitando el debate parlamentario.

En este sentido, la concentración del poder de regulación en el Poder Ejecutivo (fundamentalmente a través de los decretos presidenciales), la habilitación para la concentración multimedia, y la política de privatizaciones habrán de ser el andamiaje central del proceso de transformación abierto a partir de 1989 en el sector de los medios masivos de comunicación.

Los primeros grupos que usufructuaron los cambios abiertos por esta nueva legislación fueron los grupos de capital nacional, algunos con una extensa trayectoria en el área de los medios masivos (como el caso del grupo Clarín), otros recién llegados al sector (como por ejemplo el empresario textil Eurnekián). Resurgen así los grupos multimedia que habían tenido una corta existencia en la estructura de los medios masivos en nuestro país en la década del ’60. Así, en un período muy breve para mencionar algunos casos, el Grupo Clarín, además del diario que le da su nombre pasa a controlar el Canal 13 de televisión abierta y las radios Mitre (AM) y FM100; Editorial Atlántida adquiere el canal 11 (TV abierta) y las radios Continental (AM) y FM Hit; América, propietario del diario El Cronista Comercial, se expande comprando el canal 2 de TV abierta y las radios América (AM) y Aspen (FM); el diario La Nación empieza a participar en la agencia de noticias DyN y en la radio Del Plata (AM y FM).

Dentro del conjunto de estos nuevos grupos se destaca Clarín que, por sus dimensiones y la diversidad de sectores que abarca, resulta el de mayor expansión durante este período inicial. En ese sentido, si antes de 1989 dicho grupo poseía 6 empresas vinculadas al sector de medios de comunicación (en su mayoría relacionadas con el sector gráfico), suma 15 nuevas empresas de medios y telecomunicaciones con posterioridad a dicha fecha.

De esta forma se inicia un proceso de concentración de los medios de comunicación y conformación de multimedios en un número cada vez más reducido de empresas -ahora convertidas en grupos- que participan en distintos sectores de la actividad, reuniendo los medios gráficos (diarios, editoriales) con los de radiodifusión (radio, TV abierta).

Si la sanción de las leyes de Reforma del Estado y Emergencia Económica dieron inicio al proceso de transformaciones anteriormente descripto; posteriormente, bajo las nuevas atribuciones que dichas leyes otorgaron al Poder Ejecutivo, una larga serie de decretos presidenciales y normativas del Comfer avanzaron en una modificación radical de la legislación sobre el sector al calor de los intereses de los lobbies empresariales.

Como aún se mantiene la prohibición establecida en la ley de Radiodifusión que impide la intervención en el sector a empresas periodísticas extranjeras, estos primeros grupos multimedia que se van conformando están integrados por capitales locales.

En este marco la firma del Acuerdo de Promoción y Protección Reciproca de Inversiones con EE.UU. (1992) y su posterior ratificación parlamentaria (1994) legitimaron y profundizaron la presencia del capital extranjero en el sector de los medios de comunicación hasta ese momento prohibido por la ley de Radiodifusión, dando además un paso más en la convergencia empresaria entre el sector de medios de comunicación y el de telecomunicaciones.

En este sentido, en el sector de las telecomunicaciones tambien puede verificarse un proceso similar signado fundamentalmente por la privatización de la telefonía fija (Entel) y la concentración del poder de regulación en el marco del Poder Ejecutivo.

Luego de un período de “vaciamiento” de la empresa que contribuyó a legitimar públicamente la privatización (incremento de la deuda de la empresa, intensa racionalización del personal) y con un fuerte aumento del pulso telefónico2, ENTel es adjudicada a dos consorcios que se caracterizan por su similar composición. Ambos están integrados por una operadora internacional, uno o varios operadores financieros y uno o varios grupos económicos locales3.
De esta manera quedan conformadas las dos compañías telefónicas locales Telefónica4 y Telecom5 y sus controladas Telintar (telefonía internacional) y Startel (transmisión de datos). Estas dos empresas van a ser la base sobre la cual se van a empezar a formar dos de los más grandes grupos del país en el sector de las comunicaciones. Para esto, cuentan con la ventaja del oligopolio constituido mediante la privatización -que elimina la posibilidad de competencia- y con la posesión de la red de telefonía fija -que facilita la intervención en los segmentos de mercado contiguos.

Con la garantía de un régimen de exclusividad inicial por siete años, el aprovechamiento de los adelantos tecnológicos y el aumento del pulso telefónico, los consorcios adjudicatarios recuperan en poco tiempo los montos desembolsados y comienzan a obtener ganancias que los sitúan entre las empresas más rentables del país; y más aún, las filiales locales de las operadores internacionales alcanzan ganancias superiores al promedio del conjunto de la corporación.

Queda así expuesto como se originó el proceso de transformación en el sector de las comunicaciones y los dos caminos por los cuales se empiezan a constituir los principales holdings del sector. En ambos casos, hay dos elementos a destacar que le otorgan a este proceso un impulso decisivo. En primer lugar, el cambio del carácter de la propiedad de las distintas empresas del sector, que pasan a manos privadas, y junto con ello una legislación que se orienta en el mismo sentido, facilitando y legitimando el nuevo proceso en curso.

Esto es evidente tanto en los medios de comunicación como en las telecomunicaciones. En el primer caso, hasta la actualidad persiste la ausencia de una ley de radiodifusión actualizada, que contemple los cambios y desarrollos tecnológicos producidos en el sector, mientras que paralelamente fue dictada una gran cantidad de decretos con modificaciones puntuales. Si tomamos por un lado la ley de Radiodifusión en vigencia (ley nro. 22.285 del año 1981), y por otro todas las normas posteriores que incidieron sobre ella vemos que, de hecho, estamos en presencia de una nueva legislación, aunque ésta no haya tomado la forma de ley. Es decir que, por medio de una serie de modificaciones parciales se cambió sustancialmente el contenido de la ley en vigencia, postergando constantemente la sanción de una nueva ley.

Esta forma de tratamiento de la regulación sobre el sector responde sin duda a los intereses empresarios, quienes fueron obteniendo sucesivamente las modificaciones que necesitaron para desarrollar su estrategia sin ningún tipo de limitación o contrapeso, y en la ausencia de un nuevo marco general, democráticamente legítimo, que regule el sector y del necesario debate público que la sanción de dicho marco requeriría. Por esto, son los primeros interesados en mantener esta situación de aparente vacío legal, que en realidad no es tal si consideramos la totalidad de las normas referidas al sector.

Esto mismo sucede en el caso de las telecomunicaciones, donde a partir de la ley de Reforma del Estado (nro. 23.696) y la ley de Emergencia Económica (nro. 23.697) que faculta al Poder Ejecutivo para legislar prescindiendo del Congreso, también se dictaron una serie de decretos que fueron modificando la legislación del sector según las necesidades puntuales de los empresarios del sector, y sin un marco regulatorio general.

Nuevas áreas

Dentro de los cambios ocurridos durante este período, una vez consolidado el proceso de privatizaciones en el sector, se destacan dos segmentos de desarrollo reciente como son la telefonía celular y la televisión por cable. En un corto tiempo su expansión se potencia fuertemente aumentando simultáneamente su importancia estratégica en el conjunto de las comunicaciones.

La creación de nuevas empresas o el desarrollo de las ya existentes son las dos formas mediante las cuales los actores empresariales buscan posicionarse en estas nuevas áreas. En ambos casos se observa una característica común como es la masiva entrada de capitales extranjeros -fundamentalmente de EE.UU.- asociados a grupos locales. Así, en todas las empresas de telefonía celular y en la mayor parte de las empresas líderes de televisión por cable tienen participación las grandes corporaciones mundiales, expresando la fuerte transnacionalización de los sectores mencionados.

A su vez, es en estas nuevas áreas donde los principales grupos económicos del sector inician su diversificación hacia los distintos sectores de telecomunicaciones en vista de la futura desregulación telefónica. De esta manera ante la posibilidad de la convergencia tecnológica se acelera la concentración de empresas de la cual surgen los grupos dominantes. Tanto la telefonía celular como la televisión por cable constituyen un campo de prueba y de disputa en busca del mejor posicionamiento ante el nuevo escenario.

Telefonía celular
En este sector se producen cambios importantes en 1993 con el otorgamiento, por parte del gobierno, de nuevas licencias para operar el servicio de telefonía móvil celular. La denominada zona Interior fue otorgada al consorcio Compañía de Teléfonos del Interior (CTI) y la segunda banda del Area Múltiple Buenos Aires (AMBA) fue adjudicada a Miniphone (en la primera banda ya se encontraba operando Movicom).

Las consecuencias de estas concesiones son, en primer lugar, la entrada al mercado de las telecomunicaciones de grandes corporaciones a nivel mundial como son las compañías norteamericanas GTE y AT&T, integrantes del consorcio CTI, donde además están asociadas al grupo local Clarín y a operadores financieros internacionales. Es de destacar la similar composición que presenta este consorcio con los adjudicatarios del servicio de telefonía fija6. A su vez, el grupo Clarín, uno de los principales multimedios locales, comienza a posicionarse estratégicamente en los distintos segmentos de mercado contiguos al de telefonía fija (en 1992 ya adquiere una participación en la empresa de TV por cable Multicanal).

La otra empresa adjudicataria, Miniphone, está conformada en partes iguales por las dos compañías telefónicas locales, Telefónica y Telecom, quienes entran en competencia en AMBA con Movicom, empresa de telefonía celular controlada por la compañía norteamericana Bell South. Así, además de contar con la exclusividad en la explotación del servicio de telefonía fija, dichas compañías entran a competir en los segmentos de mercado contiguos reforzando de esta manera su posición dominante y haciendo más difícil la entrada de nuevos competidores al mercado de las telecomunicaciones.

En 1996 estas empresas obtienen una nueva concesión para operar el servicio de telefonía móvil celular en la región Interior divididas en dos zonas (Norte y Sur) donde cada una entra en competencia con CTI, compañía que ya operaba en dicha región. Para esto forman dos nuevas empresas: Unifón, de Telefónica y Telecom Personal.

En esta breve descripción observamos como las empresas telefónicas locales avanzan decididamente en su posicionamiento estratégico en el mercado de las telecomunicaciones.

Nuevamente, en la telefonía móvil celular las concesiones otorgadas por el Gobierno fueron realizadas en forma discrecional, favoreciendo el proceso de concentración de la propiedad en “pocas manos” y sin un marco legal que regule los cambios que se producen en el sector.

Algunos datos contribuyen a reafirmar lo expuesto. En primer lugar, si consideramos la variación de ingresos por mercado entre los años 1991 y 1994 en los sectores de telefonía fija y celular, transferencia de datos y TV por cable, se observa que el sector de mayor crecimiento relativo durante el período es el de telefonía celular con un incremento desde 1991 a 1994 del 375%, registrándose la variación más significativa en el año 1993 -fecha del otorgamiento de las concesiones- con un incremento en relación al año anterior del 100%. A su vez, el crecimiento de la cantidad total de abonados alcanza su pico máximo en el año 1993 con una variación del 123% en relación al año anterior, observándose un importante descenso en los años siguientes7.
Con un importante crecimiento relativo del tamaño del mercado y una fuerte vinculación con otros servicios de las telecomunicaciones, la telefonía móvil celular adquiere una importancia estratégica, convirtiéndose en terreno de disputa entre los principales grupos económicos del sector.

Televisión por cable
La TV por cable es otro de los sectores en los cuales a lo largo de la última década se produjeron transformaciones que cambiaron sustancialmente su conformación.

A principios de la década, el sector se caracterizaba por la gran cantidad de sistemas existentes, entre 900 y 1000 en todo el país, que contaban en conjunto con dos millones de abonados8. Los principales operadores eran Cablevisión, con 120.000 abonados y Video Cable Comunicación (VCC), con 80.000 abonados.

Otra particularidad que presentaba era un mayor desarrollo relativo en las ciudades chicas, donde a veces era la única opción disponible debido a que no llegaba la TV abierta.

Con la formación de los grupos multimedia se inicia el proceso de transformación, ya que varios de ellos -como el grupo Clarín y Alejandro Romay en un primer momento, Atlantida-Telefe, Spadone y La Nación más tarde- adquirieron o formaron un sistema propio, modificando el perfil empresarial del sector.

En 1993 se inicia un período caracterizado por las compras entre empresas del sector, de manera que se van conformando los principales operadores. Los sistemas vinculados a Clarín y Telefé (Editorial Atlántida), junto con VCC son los principales compradores de sistemas chicos, y en menor medida Cablevisión, preanunciando de esta manera el boom de compras que se produjo durante 1994. Luego del mismo, Multicanal contabilizaba 30 sistemas, VCC 16, Telefé 11 y Cablevisión 49, constituyéndose en los cuatro mayores operadores (MSO) del país, entre los cuales concentran 3/4 partes del mercado, siendo el mayor Cablevisión con cerca de la mitad de los abonados. En ese momento la cantidad total de abonados ascendía a 3,7 millones, manteniendo un crecimiento sostenido durante los últimos años.

También en 1994 se produce un importante cambio como es la entrada de capital extranjero al sector. Si bien existían inversiones extranjeras con anterioridad a esta fecha, con la ratificación por ley (nro. 24.124) del Acuerdo de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones firmado con EE.UU. se da vía libre a la participación de empresas extranjeras en el sector ya que Argentina no se reserva expresamente el área de telecomunicaciones. Así, ingresan grandes compañías norteamericanas como Continental (compró el 50% de VCC), TeleCommunications Inc. (TCI) (adquirió el 51% de Cablevisión) y el Citicorp Equity Investment (CEI) (compra el 30% de Multicanal).

Al año siguiente, la recesión producida por el denominado “efecto Tequila” pone freno al agresivo proceso de compras en el sector, saliendo a la luz el conflicto de intereses entre las empresas de TV por cable y las compañías telefónicas en relación al marco regulatorio. Debido a la convergencia tecnológica entre ambos sectores (tendido de redes de fibra óptica) y ante la proximidad de una posible desregulación, cada uno de ellos busca posicionarse de la mejor manera posible para enfrentar la nueva etapa. Así, reclaman medidas proteccionistas para el sector propio y desregulación y libre competencia en primera instancia para el sector rival.

Asimismo, en 1995 se produce una desregulación de las comunicaciones en EE.UU., abriendo un proceso de megafusiones y alianzas a nivel internacional entre las grandes corporaciones del sector.
En 1995 y 1996, luego de los cambios ocurridos, la cantidad total de abonados empieza a crecer a un ritmo más lento que los años anteriores, superando los 4,5 millones de abonados10. Es de destacar que esta cifra es bastante cercana a la de abonados a la telefonía fija que para ese momento rondaba los 5 millones.

De esta manera, en unos pocos años, la TV por cable presenta un escenario bastante diferente al de los comienzos de la década. No solo tuvo lugar su crecimiento y difusión, sino también, paralelamente, un proceso de concentración en manos de las principales empresas del sector -en su mayoría grupos multimedios locales- y más tarde el inicio de la extranjerización con la llegada de las grandes corporaciones norteamericanas. A su vez, el desarrollo tecnológico y la posibilidad de brindar servicios adicionales, otorgan al sector una inusitada importancia frente a la posibilidad de “desregulación” de las telecomunicaciones.

LA PROFUNDIZACION DEL PROCESO DE CONCENTRACION 1997-1998

A principios de 1997, luego de los cambios descriptos, el sector de las comunicaciones presentaba una serie de características que lo diferenciaban claramente del escenario que se observaba a comienzos de la década. Fundamentalmente, el proceso de privatizaciones y la regulación del sector -tanto en los medios de comunicación como en los distintos segmentos del mercado de las telecomunicaciones- y luego la fuerte concentración de la propiedad en “pocas manos” dieron una nueva forma al sector.

La conformación de los grupos multimedia, integrados por capitales locales, y el avance del capital extranjero en telecomunicaciones, incluyendo el desarrollo de las nuevas áreas (telefonía celular y TV por cable) donde ambos capitales empiezan a asociarse, constituyen el nuevo escenario en el ámbito de las comunicaciones. Todos estos cambios tienen como sustento una regulación estatal que favorece e impulsa el proceso de concentración.

Una vez en manos privadas, no tardó en iniciarse una serie de adquisiciones, fusiones y creaciones de empresas de la cual surgen unos pocos grupos dominantes que buscan posicionarse en los distintos sectores y que cada vez controlan una porción mayor del mercado. Frente a este agresivo avance, en una clara desigualdad de condiciones para competir, las empresas más chicas intentan mantenerse, dentro de una situación poco favorable, o terminan “optando” por la venta, con lo cual el proceso de concentración avanza cada vez más. A su vez, el desarrollo tecnológico que tiende a la vinculación entre los distintos sectores facilita la concentración.

Este proceso, que forma parte de un proceso más general de grandes cambios (fusiones, adquisiciones, alianzas) a nivel internacional, en nuestro país es favorecido y acompañado por una marco regulatorio que actúa en función de los intereses empresariales.

En esta nueva etapa, con el avance del capital extranjero sobre los medios de comunicación se acentúa la articulación entre éstos y las telecomunicaciones, hasta entonces incipiente. El desarrollo de los grandes grupos económicos en las distintas áreas produce una creciente integración entre ambos sectores, diluyendo la separación que había entre ellos.

Durante los dos últimos años la concentración se acelera y profundiza en forma inusitada, a tal punto que distintas fuentes coinciden en señalar al sector de las comunicaciones como uno de los principales -junto al sector petrolero y financiero- si se considera la cantidad de operaciones (compras, fusiones, creaciones de empresas) realizadas.

Así, entre enero de 1997 y marzo de 1998 el sector de las telecomunicaciones es donde se realiza la mayor cantidad de operaciones (48), y si se agrupa con los medios gráficos (diarios y editoriales: 12 operaciones) casi llega a duplicar a los otros sectores de mayor movimiento (financiero y petrolero: 33 operaciones cada uno)11. Este dato sobre el intenso movimiento de “cambio de manos” de las empresas expresa el gran dinamismo que adquiere el sector en este período.

Otra característica a destacar es la fuerte presencia de los cuatro principales grupos del sector (CEI-TISA; Clarín; Telecom; Vila) en medios gráficos, donde realizan el 40% de las operaciones (5/12) y su posición dominante en telecomunicaciones, donde efectúan el 73% de las operaciones del sector (35/48). Así queda evidenciado claramente el proceso de concentración que se desarrolla en el sector, mediante el cual los grandes grupos adquieren cada vez más una mayor cantidad de empresas, llegando a obtener una posición cercana al oligopolio debido al control de una creciente porción del mercado y a la posibilidad de fijar condiciones, producto de su posición dominante.

Desde otro punto de vista, si consideramos las 30 mayores operaciones realizadas en el período citado (enero 1997 - marzo 1998) nuevamente el sector de las telecomunicaciones es el de mayor presencia, concentrando un 25% del total de las operaciones (8/30), seguido por los sectores petrolero y financiero con 5 operaciones cada uno. También aquí se destaca la presencia de los grandes grupos, ya que las referidas operaciones del sector son realizadas en su totalidad por tres grupos (CEI-TISA; Clarín; Vila). A su vez, otro dato que resalta esta presencia es que de las 10 mayores operaciones, 4 son realizadas por un mismo grupo que es CEI-TISA.12

A partir de los datos recientemente expuestos se puede obtener una mayor precisión sobre quienes son los principales protagonistas del proceso de transformación del sector en los últimos dos años.

La expansión del grupo CEI-TISA
En primer lugar, como rasgo sobresaliente, se destaca la conformación de un grupo de importancia decisiva como es el integrado por el CEI13 y Telefónica Internacional (TISA)14 y sus asociadas TCI y Torneos y Competencias (TyC). Durante el período 1992/1997 el CEI se concentra en el sector telecomunicaciones, desprendiéndose de las empresas que poseía en otros sectores, a tal punto que, en el último año -1996/1997- ya asociado a TISA, llegan a más que duplicar la cantidad de empresas que poseen en el sector (de 12 a 26).

Mediante esta agresiva expansión, el grupo se fue posicionando estratégicamente en los distintos segmentos del mercado de las telecomunicaciones y medios de comunicación. Para esto, utilizó distintas tácticas ya que en algunos casos la compra consistió en la adquisición de una participación mayoritaria y en otros el control de la empresa en su totalidad; en ambas situaciones, siempre se apuntó a las empresas líderes de cada segmento.

En telefonía fija, entre febrero y abril de 1997, CEI y TISA pasan a controlar cada uno el 50% de COINTEL, mayor accionaria de Telefónica de Argentina. En julio de 1997 adquieren una participación en TyC, en sociedad con la corporación norteamericana TCI y Avila-Nofal. En el segmento de transmisión de datos (Internet), CEI y TISA compran Advance, empresa líder del sector, en octubre de 1997 y luego realizan una serie de adquisiciones sucesivas de empresas en el sector (Compuserve en noviembre de 1997, Overnet y Satlink en enero de 1998) y participan en las proveedoras de Internet pertenecientes a las empresas de cable VCC y Cablevisión, Datanet y Fibertel respectivamente. También en octubre de 1997 realizan un importante avance en cable adquiriendo una participación del 66% en Cablevisión -empresa que recientemente había adquirido al cable Mandeville- nuevamente en sociedad con TCI y con Eurnekián -antiguo propietario- y del 50% de VCC -el otro 50% fue transferido a Multicanal (grupo Clarín)- ambas empresas líderes del sector.
En los primeros meses de 1998 realizan otras importantes operaciones en los segmentos de producción de contenidos y editorial, equiparando la participación de su aliada TCI en TyC -empresa que recientemente, asociada con el grupo Clarín, había adquirido a dos competidoras: Televisión Satelital Codificada y Tele Red Imagen- y creando la sociedad Atlántida Comunicaciones (Atco) junto a la familia Vigil -antigua propietaria de la editorial, líder en el sector. Mediante esta última asociación, CEI y TISA (cada empresa posee el 30%) pasan a controlar no solo la empresa editorial sino que también acceden al sector de televisión abierta (canal 11-nacional- y 10 canales provinciales) y radio (Continental AM y FM Hit).

De esta manera, en dos años, durante los cuales efectúan no menos de 20 operaciones por un monto que supera los 3.000 millones de dólares, el grupo encabezado por CEI-TISA crece vertiginosamente, posicionándose en los distintos sectores de telecomunicaciones y medios de comunicación.
Mediante el control de las empresas líderes de cada sector y, en su conjunto, con una participación decisiva en las comunicaciones, el grupo adquiere un poder inusual debido a la concentración de la producción, transmisión y distribución de datos y contenidos.

Si bien ya existía un acuerdo anterior a los dos últimos años, y ambas empresas ya participaban en telecomunicaciones, la agresiva expansión del grupo CEI-TISA durante el período 1997-1998 expresa con claridad el proceso de profunda transformación de las comunicaciones.

No es ésta una característica exclusiva de este grupo -aunque podría tomarse como caso paradigmático-, sino que se da en un contexto de fusiones y alianzas a nivel mundial, de desarrollo tecnológico -que tiende a la convergencia entre los distintos segmentos- y, además, con el apoyo de la legislación local que facilita el desarrollo de este proceso. En este sentido, es importante mencionar el decreto (nro.264/98) de “liberalización” de las telecomunicaciones que, además de prorrogar la exclusividad de las compañías de telefonía básica hasta noviembre de 1999, habilita a las empresas telefónicas a ingresar en el segmento de cable y viceversa. Si bien, de hecho, solo legaliza una situación ya existente, la cercanía de una “apertura a la competencia” contribuyó a generar esta ola de compras y alianzas, mediante las cuales cada grupo busca obtener una firme posición para el nuevo período que se avecina.

La expansión del grupo Clarín
El otro grupo que se expande considerablemente en este período es Clarín que, a diferencia del caso anterior, tiene una trayectoria dentro del sector -lleva casi una década como grupo multimedia y ya participa en cable y telefonía celular- pero coincide en el posicionamiento estratégico en los distintos sectores.

Uno de los pilares de esta expansión es su empresa de cable Multicanal -siempre en posesión de una participación mayoritaria, Clarín se mantiene asociado a TISA hasta mediados de 1998 cuando adquiere el 100% de la propiedad de la empresa- que en este período compra más de 25 empresas operadoras de cable, llegando a cerca de 2 millones de abonados hacia fines de 1998.

En septiembre de 1997, en asociación con Hughes Co. (EE.UU), grupo Cisneros (Venezuela), Multivisión (México) y grupo Abril (Brasil) crea la sociedad Galaxy Entertainment Argentina para explotar el servicio de televisión satelital, escasamente desarrollado en el país.

Asimismo forma una nueva sociedad Compañía de Inversiones en Medios y Comunicación (CIMECO) junto al diario La Nación y en diciembre de 1997 adquieren una participación mayoritaria en los diarios La Voz del Interior (Córdoba) y Los Andes (Mendoza) manteniendo como socios a sus anteriores propietarios.

En el sector de producción de contenidos, en sociedad con TyC adquiere una participación en dos empresas: Tele Red Imagen y Televisión Satelital Codificada.

A comienzos de 1998 continúa la expansión mediante la creación de dos nuevas sociedades: Primera Red Interactiva Multimedios Argentina (PRIMA) y Sinergy. En el primer caso, con la posesión de la totalidad de las acciones, el grupo Clarín se posiciona en el segmento de la transmisión de datos; en el segundo, en sociedad con el grupo Vila, planean la fusión de Multicanal y Supercanal Holdings, dos de las empresas líderes en televisión por cable.
A su vez, en mayo del mismo año se presenta, por medio de CTI Móvil y Multicanal -empresas ligadas al grupo- y junto a GTE (EE.UU.) y cooperativas telefónicas (Fecotel y otras) en uno de los dos nuevos consorcios para operar los servicios de telefonía básica y de larga distancia a partir de noviembre de 1999.

Como se observa, en este período el grupo Clarín -al igual que el grupo CEI-TISA- también realiza una gran cantidad de operaciones, superando al otro grupo en cantidad -no menos de 36 operaciones; es de destacar que gran parte corresponde a las numerosas adquisiciones realizadas por Multicanal- pero por un importe total bastante menor -algo más de 1.200 millones de dólares, aunque no se dispone de la totalidad de la información.

Si bien hay algunas características que los distinguen, como por ejemplo la actividad con la que inician su expansión, el origen de los capitales que los conforman y el sector en el que son más fuertes -medios gráficos y telefonía básica respectivamente- tanto Clarín como CEI-TISA poseen una estrategia de expansión similar, basada principalmente en el posicionamiento en cada uno de los sectores de medios y telecomunicaciones.

Ante la proximidad de la “desregulación telefónica” -que aumentaría la cantidad de empresas prestadoras del servicio básico y de larga distancia-, con la ventaja del desarrollo tecnológico que tiende a la convergencia entre sectores -telefonía, cable, Internet- y con una legislación altamente favorable a sus intereses, ambos grupos pugnan por el control de una creciente porción de mercado en cada uno de los sectores en que intervienen, proceso que se refleja claramente en la ola de adquisiciones y creaciones de empresas que tuvo lugar en los dos últimos años.

Los grupos menores
En una escala menor a los casos recientemente expuestos y privilegiando el desarrollo en determinadas áreas, hay otros dos grupos que tienen una activa participación en este proceso.

Uno de ellos es el grupo Vila-Uno Multimedios, de ineludible presencia en la región de Cuyo y en diversas provincias del sur y oeste del país. Teniendo como actividad de origen distintos medios de comunicación (radio, diario) locales y con un importante desarrollo en televisión por cable -a través de su empresa Supercanal Holdings-, este grupo profundiza su intervención en estos sectores.

Durante el período analizado adquiere dos diarios locales (La República de San Luis en septiembre de 1997 y La Capital de Rosario en diciembre del mismo año), tres canales locales de televisión abierta (6 de San Rafael, 7 de Mendoza y 8 de San Juan -septiembre de 1997), una radio de alcance nacional (Rivadavia, en julio de 1998), dos empresas de cable (Tescorp, UIH en septiembre de 1997) y una participación minoritaria en otra radio nacional (La Red, en 1998). Además crea una empresa, Televisión Directa al Hogar (TDH, en 1998) para explotar el servicio de televisión satelital, en sociedad con Laser SA (EE.UU.) y Grupo 3 (La Nación, Nahuelsat y Paracom Satélites).

El otro grupo está constituido por la otra empresa telefónica local, Telecom Argentina, cuyos socios mayoritarios dentro del consorcio que la controla (Nortel) son Stet Societa Finanziaria (Italia) y France Cable et Radio (Francia). Desarrollado en el sector telefónico en sus distintas variantes (servicio básico y larga distancia -donde junto a Telefónica goza de exclusividad hasta noviembre de 1999- y telefonía móvil) este grupo duplica su cantidad de empresas de 1996 a 1997.

Su expansión se centra en el segmento de transmisión de datos (en septiembre de 1997 adquiere la empresa Comunicaciones e Ingeniería que pasa a denominarse Telecom Soluciones, luego las firmas Arnet -septiembre de 1997- y Microsistemas diciembre de 1997) y telefonía móvil (en 1996 ya había creado la empresa Telecom Personal). También adquiere una participación minoritaria en la empresa Nahuelsat de comunicaciones satelitales.

CARACTERISTICAS PRINCIPALES DE LOS CAMBIOS OCURRIDOS

Como resultado de este proceso de concentración, entre los cuatro grupos mencionados controlan distintos segmentos del mercado de las telecomunicaciones en una proporción tal, que les permite -desde esa posición dominante- ejercer un poder de características oligopólicas. Así, en radios nacionales (AM) controlan 4 sobre un total de 9; de los 5 canales de televisión abierta de alcance nacional, controlan 2 y tienen participación en un tercero; en telefonía básica aún está vigente la exclusividad para las dos compañías adjudicatarias de la privatización; en televisión satelital participan en las dos empresas existentes; en telefonía móvil controlan 2/3 del mercado15 y en televisión por cable el control asciende a 3/4 partes del mercado16. En el resto de los sectores, si bien la porción de mercado que detentan no es mayoritaria, la presencia expresada en la cantidad de empresas que poseen es significativa. Así, controlan 6 diarios -tanto nacionales como provinciales-, 14 canales provinciales de televisión abierta, 17 empresas de transmisión de datos (Internet) y 7 empresas productoras de contenido.

Si bien escapa a los alcances de este trabajo, las consecuencias que tiene esta nueva conformación del sector de las comunicaciones en el manejo y circulación de la información en una sociedad al menos formalmente democrática son innegables, y su análisis se articula necesariamente con el conocimiento de quiénes y cómo son los que intervienen en el ámbito de las comunicaciones.
Para avanzar en la caracterización de este proceso de cambio que se desarrolla en las comunicaciones es preciso señalar otros aspectos que resultan de fundamental importancia para obtener una visión más abarcativa de los hechos.

En primer lugar, como consecuencia del proceso de concentración se produjo una expansión de los grandes grupos hacia todo el territorio nacional; interviniendo en distintas regiones hasta entonces controladas por grupos locales o donde la propiedad de los distintos medios estaba dispersada. El área en la que primero se realiza este avance es la televisión por cable, donde las empresas líderes adquieren una gran cantidad de empresas locales.

A su vez, los dos grupos más grandes -CEI-TISA y Clarín- profundizan esta expansión a través de los sectores en los que tienen mayor peso, como son la televisión abierta y los diarios respectivamente. En ambos casos la expansión consistió en la adquisición de medios locales, los cuales se mantenían relativamente al margen del proceso de concentración.

En segundo término, el proceso de concentración descripto trae aparejado una creciente extranjerización de la propiedad de las empresas. Este proceso que se da tanto en el sector de las comunicaciones como en el resto de la actividad económica, en los años 1997 y 1998 adquiere un dinamismo inusitado.
Según señalan fuentes periodísticas17, el proceso de extranjerización de la economía argentina es el más importante de América Latina. Dicho proceso comienza a cobrar relevancia en 1993/1994 y se acelera fuertemente en 1997 cuando se triplica -en relación al año anterior- el importe total de ventas de empresas que pasan a manos extranjeras.

En 1998 se mantiene el mismo nivel, superior a los 10.000 millones de dólares. Asimismo, si se considera el período 1990/1998, los dos últimos años concentran casi las 3/4 partes (72%) de las ventas totales.

Si bien en los primeros años las ventas se produjeron fundamentalmente en el sector manufacturero, en los últimos dos años alcanzaron a todos los sectores. En 1998, las actividades que lideran este proceso son el comercio, las comunicaciones y el sector petrolero. Si consideramos el monto total de ventas en dicho año, cerca de la quinta parte (17,9%) corresponde al sector de las comunicaciones, con lo cual se evidencia la importancia de la presencia extranjera en el sector. Este hecho está en estrecha vinculación con el proceso más general de alianzas y fusiones entre las grandes corporaciones mundiales y con la política que llevan adelante, consistente en la asociación con empresas locales como forma de “entrar” a nuevos mercados.

En tercera instancia, conjuntamente con los procesos descriptos precedentemente, se desarrolla una creciente regionalización por la cual los distintos grupos, ya sea por medio de sus empresas locales o sus principales accionistas directamente, controlan o participan en diversas empresas de los países de la región.

Así vemos como, por un lado, la extranjerización avanza en la mayoría de los países de la región -fundamentalmente de la mano de las grandes corporaciones norteamericanas y europeas- y por otro, las principales empresas nacionales se expanden hacia los países vecinos; muchas veces este doble movimiento se da mediante asociaciones entre ambos tipos de empresas.

Esta regionalización presenta distintos grados de desarrollo según el sector específico del cual se trate. Los más extendidos son los de telefonía básica y telefonía celular, en los cuales los grandes grupos trasnacionales detentan una alta participación, principalmente en Chile, Perú, Bolivia, Brasil -que atraviesa un importante proceso de privatización del sector- y en menor escala en Paraguay y Perú.

Aunque con un desarrollo menor, la televisión por cable también participa de este proceso de regionalización, motorizada en este caso por grupos locales (Clarín y Vila) orientados a explotar mercados vecinos.

Tanto la expansión de los principales grupos dentro del país como la extranjerización de las economías locales y la regionalización de los principales operadores dan cuenta del feroz proceso de concentración que se está produciendo en las comunicaciones en escala mundial; con el cual, la ola de compras ocurrida en el país en los últimos dos años se articula indefectiblemente.

CONCLUSIONES

Como ya fue mencionado, lo expuesto hasta aquí son reflexiones sobre un proceso en desarrollo, por lo cual se enfatiza su carácter descriptivo -permitiendo obtener una visión provisoria del mismo- viéndose limitada la posibilidad de extraer conclusiones definitivas sobre el tema en cuestión. Aún así, el señalamiento de las tendencias en curso constituye un aporte para la comprensión del sentido de los cambios que están transformando al sector de las comunicaciones.

Transcurrida una década de profundos cambios es posible realizar algunas consideraciones sobre el nuevo escenario conformado, así como de los procesos que convergieron en su formación.

En el marco de la política económica de orientación neoliberal aplicada en el país por el actual gobierno justicialista y en un contexto mundial del sector caracterizado por las alianzas y fusiones entre grandes corporaciones, las transformaciones producidas son resultado de la articulación de distintos factores.

La sanción de la ley de Reforma del Estado, si bien no puede establecerse como el inicio del proceso ya que existieron algunos antecedentes, constituye un punto de inflexión a partir del cual se desencadenan distintos procesos.

Una de sus principales consecuencias es la privatización de empresas públicas, tanto en los medios de comunicación como en las telecomunicaciones, hecho que modifica sustancialmente el carácter del sector. Así, se constituyen los grupos multimedios locales y el capital extranjero avanza sobre el sector de las telecomunicaciones, iniciando una primera etapa de expansión.

En lo referente a la regulación, si bien hasta el momento sigue vigente la ley sancionada por la última dictadura, este aparente vacío legal no es tal si se considera el conjunto de normas sancionadas durante la última década. De hecho, se puede hablar de una “nueva normativa de radiodifusión”, cuya legitimación democrática puede considerarse tan precaria como la propia ley de Radiodifusión, ya que a través de sucesivas modificaciones se llegó a una situación legal que difiere profundamente de la vigente diez años antes. En la mayoría de los casos, los cambios normativos ocurridos favorecieron los intereses empresariales y con ellos el proceso de concentración.

Conjuntamente con los procesos señalados, el desarrollo tecnológico del sector de las comunicaciones permite una mayor convergencia entre las distintas áreas, diluyendo las divisiones existentes entre las mismas.

Asimismo, el gran dinamismo del sector se expresa en la obtención de altas tasas de ganancia así como en la expansión de las distintas áreas.

La articulación de todos estos elementos favoreció el desarrollo del proceso de concentración de la propiedad, que constituye el aspecto central de los cambios ocurridos en el sector. Con los grupos CEI-TISA y Clarín como principales protagonistas, en los últimos dos años este proceso se aceleró y profundizó notablemente.

El nuevo cuadro de situación es completado por otros procesos que contribuyeron a su conformación, como son la creciente extranjerización del sector de las comunicaciones y la expansión de los principales grupos a todo el país junto a su avance hacia otros países de la región.

Las consecuencias que estos procesos y la nueva estructura del sector de las comunicaciones tienen sobre la libre circulación de la información y el derecho a la libertad de información son innegables. El poder que concentran los nuevos grupos constituidos es cada vez más fuerte y amenaza seriamente los requisitos mínimos para la garantía de las libertades democráticas.

En este sentido, pensamos que es preciso avanzar en el conocimiento de los cambios que se producen en el sector de las comunicaciones, cada vez de mayor importancia en la sociedad actual, y es nuestra intención aportar a esa tarea.


1) Elaborado para el Area de Investigación –ADI- de la UTPBA.
2) Sobre esta cuestión vale citar el reciente acuerdo sobre desregulacion del mercado de telecomunicaciones que implica un compromiso de avanzar hacia una apertura total de dicho mercado, refrendado en la OMC (Organización Mundial del Comercio) en febrero de 1997.
3) Abeles, Martín; Forcinito, Karina; Schoor Martín; “Conformación y consolidación del oligopolio de las telecomunicaciones en la Argentina”, Area de Economía y Tecnología de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Buenos Aires, 1998, pág. 3.
4) Abeles, M.; Forcinito, K.; Schorr, M.; ob. cit. pág. 12.
5) El consorcio controlante es COINTEL, que posee más del 50% de las acciones. Los principales accionistas del mismo en el momento de la adjudicación eran: Citicorp Equity Investment 20%; Perez Companc 15,2%; Telefónica Internacional S.A. 10,1%; Techint 8,3%; Banco Central de España 7%; Soldati 5,2%. Luego de sucesivas modificaciones, en el año 1998, CEI y TISA pasan a controlar cada uno el 50% del consorcio.
6) El consorcio controlante es Nortel y su composición, vigente hasta la fecha, es la siguiente: Stet Societá Finanziaria 32,5%; France Cable et Radio 32,5%; Compañía Naviera Perez Companc 25%; J.P.Morgan 10%.
7) Abeles, M.; Forcinito, K.; Schoor ,M.; ob. cit. pág. 15.
8) Fuente: Comisión Nacional de Comunicaciones.
9) Amorin, María Eva; “Las canaletas de la televisión”, Magazine Satelital, Buenos Aires, 1997, pág. 155 y 156.
10) Amorin, María Eva; ob. cit. pág. 158.
11) Fuente: Asociación Argentina de Televisión por Cable (ATVC).
12) Fuente: Revista Apertura, edición especial, Abril de 1998.
13) Fuente: Revista Apertura, idem.
14) Anteriormente con la mayor participación accionaria en manos del Citibank y con la participación de un grupo local (Werthein), la conformación actual es la siguiente: Grupo República 39,59%; Hicks Muse Tate & Furst (EE.UU.) 32,68%; Citibank 23%; pequeños accionistas 4,73%.
15) TISA es la subsidiaria local de Telefónica de España.
16) Fuente: Secretaría de Telecomunicaciones.
17) Fuente: Asociación Argentina de Televisión por Cable.
18) Cash, Suplemento económico de Página/12, 20/12/98.

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