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Un día de justicia y una cuenta pendiente [10/02/2009] Ayer en Tucumán se vivió una jornada especial. Una jornada que, seguramente, quedará guardada en la memoria de nuestro pueblo.
Ver sentado en el banquillo de los acusados a Luciano Benjamín Menéndez y a Domingo Bussi, patrones en plena dictadura genocida de la vida-muerte de miles de compañeros, escuchando una sentencia de prisión perpetua y reconocimiento que sus acciones fueron crímenes de lesa humanidad, trajo una nueva bocanada de justicia. Ver a ese mismo Bussi llorisqueando y tratando de actuar mostrándose enfermo para eludir su responsabilidad, cuando en su época dictatorial despreciaba a los familiares de los desaparecidos expresando que no lloraran frente a él por un subversivo, resultó patético. Ese mismo Bussi que intentó ser ícono de dureza y soldado heróico, terminó siendo un cobarde asesino del terrorismo de Estado. Lograr la prisión perpetua de Bussi-Menéndez marca una vez más la larga lucha incansable de este pueblo por verdad y justicia. Lucha que como siempre tuvo la presencia de los organismos de Derechos Humanos, de las Madres, pero también de los trabajadores con la CTA. Como siempre hablamos de la necesidad de concientizar a las nuevas generaciones, creo que con sólo escuchar la defensa de estos cobardes asesinos no hay testimonio más cabal del genocidio argentino, ya que Bussi, como lo había echo Menéndez antes, sostuvieron los mismos conceptos atroces que utilizaron hace más de 25 atrás. Recrearon en el discurso la misma narrativa y clima que usaron en plena dictadura. Esta condena como crimen de lesa humanidad es un paso más en la lucha. Un paso que sólo pudo ser conquistado gracias a la batalla que dieron 30.000 compañeros hace más de 30 años y que luego la continuaron madres, familiares, organismos de derechos humanos y los trabajadores organizados. Esa consecuencia y militancia arrojó como resultado la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final durante el gobierno anterior, medida que, indudablemente, abrió paso a la posibilidad cierta de juzgamiento de los genocidas. Queda una cuenta pendiente en este camino como en otras causas que vendrán: que el Tribunal en Tucumán dicte la cárcel común para los criminales como Bussi, para que no estén en situación de privilegio, sino que simplemente deban asumir finalmente un día de justicia. En nombre de los 30.000 mil desaparecidos, de verdad, memoria y justicia. En nombre de Jorge Julio López, de quien se están por cumplir dos años de su secuestro y desaparición y constituye una de las deudas más dolorosas con las que carga la democracia. También en Opinión y Debates Berlusconi nos repugna, pero no nos sorprende Violencia y delito ¿Qué hacer? Guerra sucia y prensa cómplice Líderes campesinos paraguayos detenidos en Argentina Rechazo a la ley antiterrorista Criminalización y represión del conflicto social |
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