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Editorial Por Victorio Paulón
[10/08/2005]
La vigencia de una política económica sustentada fundamentalmente en la devaluación del tipo de cambio ha puesto en medio de la escena un nuevo elemento por donde pasa la lucha del movimiento obrero y es la cuestión salarial y los convenios colectivos de trabajo. Queda para los especialistas el análisis de la consistencia de la reactivación económica y su sustentabilidad, pero que los trabajadores fueron y siguen yendo por el salario es una verdad de la etapa. A veces pública y mediática, muchas otras oculta y al interior de las fábricas, el ronroneo creciente es ya una presión muy fuerte que comienza a preocupar al gobierno y a los empresarios. Aquí es importante señalar que tanto el salario real (salario nominal contra costo de vida) como el relativo (salario nominal contra costo de producción) abren un escenario estratégico para la negociación colectiva. Es bueno analizar para ver el efecto tan devastador del menemismo, tanto desde el ángulo del empleo como de la estructura del salario y , por lo tanto, cuanto queda por recuperar. En la actividad metalúrgica, específicamente en la siderurgia (una de las más privilegiadas por la pesificación), a partir del abandono de la Convertibilidad la categoría inferior creció un poco más del 260 por ciento (peón $1,09 a $4 en enero del 2006) mientras que el salario real promedio se recuperó a julio del 2005 en un cien por cien contra un aumento del costo de vida de aproximadamente el 70 por ciento. En los hechos esto significa que 1) estamos en camino de volver al salario donde lo acordado en las convenciones rondaba entre el 70 y el 80 por ciento del salario de bolsillo, cuando en los noventa no llegaba al 30 por ciento; 2) Sin embargo, con un crecimiento del salario real del 70 por ciento los trabajadores solo logran equiparar el incremento de la productividad durante el periodo de la postconvertibilidad, es decir, mantener la exigua participación que teníamos en el año 1991 (una de las más bajas de las últimas décadas). Ante este panorama, la balcanización salarial de los 90 nos impone un seguimiento de cada lucha y de cada conflicto para que su resultado sea un avance colectivo. Una de las tareas centrales para los trabajadores durante esta etapa es aumentar su participación en términos de la distribución del ingreso y no seguir percibiendo la vigente en el año ’91. ¡Esa es la distancia, este es el desafío! Estamos convencidos que la distribución de la riqueza también se mide por el valor del salario por lo cual Federación de Trabajadores de la Industria Argentina (FETIA) entiende que contribuir al fortalecimiento de nuestra Central impone un gran esfuerzo de análisis, seguimiento e incondicional apoyo a todas las luchas salariales. Los trabajadores telefónicos, de los subterráneos, de Sulfacid, de Ford, de General Motors, de los hospitales, los siderúrgicos etc. vuelven a ser referencias que van marcando en cada una de sus luchas los avances reales de los trabajadores en la transformación del mapa más in-equitativo que vivió nuestro país. El menemismo y su continuidad histórica en el gobierno de la Alianza nos dejaron un mundo del trabajo precarizado, fragmentado, con altos índices de pobreza y exclusión. Esto ya estalló en diciembre del 2001. Hoy la tarea, la lenta tarea es reconstruir con mirada de clase nuestra participación real en la riqueza que generamos. También en Boletín de la Fetia Reflexiones sobre los conflictos actuales ¿Por qué luchan nuestros viejos? Tenemos Derechos y debemos ejercerlos Sumar a los 800 pesos el debate sobre la distribución del ingreso Nuevas alternativas para las fábricas militares ¿Por qué hay que conocer cómo operan las ART? Un debate urgente sobre las ART Sanitarios Roca estuvo en lucha durante 18 dias. |
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